Publicaciones sobre la experiencia docente del CCH

Nueva Concepción de la historia ¿necesidad o lujo?
Nuevos Cuadernos del Colegio Número 15


Fecha: 2024-09-05
Área: Histórico Social
Materia: Historia Universal Moderna y Comtemporánea I y II
Temática: El enfoque de las Áreas
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Autor(es)
Virginia Sánchez Rivera

Palabras clave: mapas del tiempo, nueva concepción de la historia, integración de las ciencias y las humanidades.

En el Seminario del Modelo Educativo 20 de la Secretaría Académica del Colegio de Ciencias y Humanidades UNAM, nos propusimos “Realizar una valoración curricular sobre las versiones del área de conocimientos Histórico Social que el Colegio ha generado (1996, 2016 y 2023) (1996, 2016 y 2023) y proponer algunas sugerencias acerca de cómo actualizar este proyecto formativo.”

Este escrito responde a esta iniciativa, la de hacer una simple propuesta de enfoque en el curso de Historia Universal.

La idea consiste en hacer un curso o conferencias sobre estos nuevos enfoques. Hay varios autores y títulos de textos. Yo, ahora, me refiero a uno. El autor es David Christian, Mapas del tiempo. Introducción a la gran Historia.

Un libro que representa una nueva concepción de hacer Historia; de historia universal. Cito al autor: “Mapas del tiempo es una nueva forma de [gran historia] que nos cuenta desde la perspectiva del hombre, lo que ha ocurrido desde el origen del hombre hasta nuestros días.”[1]

Se trata de una nueva manera de pensar y enseñar la historia de la humanidad en relación con la historia natural; del origen del universo hasta ahora. “El cometido de esta introducción es en parte justificar esta forma diferente de pensar y enseñar el pasado.” [2]

Enfoque que unifica las ciencias naturales y las del hombre.

Mapas del tiempo reúne la historia natural y la historia humana en una
narración única, grandiosa y comprensible. Es una gran hazaña, semejante a la que protagonizó Isaac Newton en el siglo XVII cuando unió los cielos y la tierra bajo las leyes uniformes del movimiento; incluso diría que se parece más a la que realizó Darwin en el siglo XIX al agrupar a la especie humana y otras formas de vida en un único proceso evolutivo
.[3]

También en el prefacio William H. McNeill, citando a D. Christian afirma que:

Yo me atrevo a decir que el descubrimiento del orden en «el interminable vals que bailan el caos y la complejidad» no es sólo un tema aglutinador entre otros, sino el hallazgo supremo de este libro.[4]

Es un libro maravilloso y una obra maestra de historia y de pensamiento porque es clara, coherente, erudita, elegante, concisa. Me ha parecido un modelo de hacer historia y enseñarla en instituciones de educación media superior. Ahí los estudiantes tienen planes de estudio que integran ciencias humanas y naturales. Es posible un trabajo multidisciplinario o interdisciplinario entre los docentes.

[…] presenta al lector una magnífica síntesis de lo que los investigadores académicos y los científicos han aprendido sobre el mundo que nos rodea en los últimos cien años, y le muestra cómo las sociedades humanas, por extraño que parezca, siguen formando parte, en profundidad, de la naturaleza y se sienten cómodas en el universo, a pesar de su extraordinario poder, de su excepcional autoconciencia y de su inagotable capacidad para el aprendizaje colectivo. [5]

David Christian cita a Braudel, para compartir con él la concepción de cómo hacer historia: “Para estudiar la historia hay que verla como un proceso de larga duración. No es el único medio, pero por sí mismo puede plantear todos los grandes problemas de las estructuras sociales del pasado y el presente.”[6]  En efecto, Braudel ha significado un paradigma nuevo en el quehacer histórico y David Christian retoma este paradigma mediante el cual habrá que ver a la historia como un proceso de larga duración, porque así pueden verse, estudiarse, comprender las estructuras del pasado y del presente. Busca ver, estudiar y comprender la historia.

Replantea los grandes problemas del ser humano y esta búsqueda le permite decir bellamente:

Al igual que los mercaderes de una caravana que cruza el desierto,
necesitamos saber adónde vamos, de dónde venimos y en compañía de quién viajamos. La ciencia moderna nos dice que la caravana es amplia y variada, y que entre nuestros compañeros de viaje hay multitud de criaturas exóticas, desde quarks hasta galaxias. Sabemos también mucho acerca de dónde comenzó el viaje y hacia dónde nos dirigimos. [7]

Algunas de las preguntas clásicas de la humanidad que están en el trasfondo de esta nueva concepción de la historia que hace David Christian son:

«¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿De qué totalidad formo parte?». Todas las comunidades humanas se han formulado estas preguntas de un modo u otro. Y los sistemas educativos de casi todas las sociedades humanas se han esforzado por encontrar las respuestas. Por lo general, las respuestas han estado insertas en ciclos de mitos de creación. [8]

De esta manera replantea la importancia de las narraciones que dan respuesta a estas interrogantes. Se trata de los mitos de creación que presentan coordenadas universales en las que los creyentes encuentran un papel en la gran escala del universo. Las grandes narraciones de los orígenes que son guías de la vida para el ser humano. Ya que:

Los mitos de creación tienen fuerza porque responden a nuestra profunda necesidad espiritual, psíquica y social de tener un lugar y ser parte de algo. Dado que proporcionan una orientación tan importante, suelen aparecer integrados en sistemas religiosos a los niveles más profundos, como el principio del Génesis en las tradiciones judeocristiana e islámica. [9]

¿Qué es el Big bang sino una narración del origen del universo y del todo? Por esto, me parece, Christian afirma: “Uno de los muchos rasgos curiosos de la sociedad moderna es que, a pesar de disponer de más información concluyente que ninguna sociedad anterior, los agentes del sistema educativo moderno no suelen enseñar esta materia.” [10]

Habría que considerar la importancia de tener una comprensión de la totalidad, incluido el origen y no seguir con relatos fragmentarios. Al respecto nuestro autor afirma:

Por el contrario, en colegios, universidades e institutos de investigación enseñamos sobre los orígenes de manera fragmentaria e inconexa. Al parecer somos incapaces de presentar una historia unificada del proceso por el que las cosas han llegado a ser como son. [11]

El autor nos confirma que de lo que se trata con esta obra es la de proporcionar un relato basado en lo que la cultura científica ha logrado tener como respuesta. “Mapas del tiempo se propone esbozar una historia coherente y comprensible
de nuestros orígenes, un mito de creación moderno.”
Mito de creación moderno: Se refiere a la historia que cuenta alguien sobre el mito de la creación de los seres humanos modernos que tienen un marco conceptual científico del mundo moderno.

David Christian considera que: “Así pues, las preguntas que formulamos son las que establecen la forma general de todos los mitos de creación.”[12]

Como todo mito de creación, nos plantea el autor: “…se refiere a alguien, y la historia que se cuenta en este libro es el mito de la creación de los seres humanos modernos, educados en las tradiciones científicas del mundo moderno.”  Se trata de un esbozo de gran historia desde el punto de vista de un historiador. [13]

Sin embargo, el autor, también reflexiona sobre los argumentos que objetan la concepción de la historia nueva que presenta. Agrupa las réplicas que pudiesen hacerse en cuatro:

Objeciones al nuevo tipo de Historia

1.     La primera es habitual entre los historiadores profesionales. Dice que, al aumentar la escala, la historia se vuelve intangible. Pierde detalles, textura, concreción y sustancia. Al final se vuelve vacía.

2.     Otra objeción es que los historiadores, para hablar de gran historia, tendrán que rebasar las fronteras de su disciplina. Esto es verdad solo en parte.

3.     En tercer lugar, podría objetarse que la gran historia aspira a construir otro «gran relato» precisamente cuando hemos comprendido la inutilidad, incluso los peligros, de los grandes relatos.

4.     La cuarta objeción está estrechamente relacionada con la precedente: ¿no estará un relato tan ambicioso condenado a atribuirse un exagerado derecho a la verdad?

Pros ante la primera objeción

1.     Dice que, al aumentar la escala, la historia se vuelve intangible. Pierde detalles, textura, concreción y sustancia. Al final se vuelve vacía. El autor plantea la analogía de observar un paisaje conocido desde un avión en ascenso; desaparecen los rasgos conocidos, pero aparecen otros objetos y otra perspectiva.

Pero, hay compensaciones. Conforme ampliamos la ventana por la que observamos el pasado, los rasgos del paisaje conocido que antaño nos parecían demasiado grandes para encajar en él se perciben ahora en su totalidad.

Además de las aldeas y carreteras de las historias nacionales y locales, empezamos a ver ahora los continentes y océanos del pasado. Los encuadres, tengan el tamaño que tengan, excluyen más de lo que revelan. Y esto es particularmente aplicable a los marcos temporales convencionales de la historiografía moderna, que suelen abarcar unos cuantos años o unos cuantos siglos.

Lo sorprendente es que lo que ocultan los marcos convencionales es la presencia misma de la humanidad.

Me parece que tiene mucho sentido señalar que en un mundo con armas nucleares y problemas ecológicos que desbordan las fronteras nacionales necesitamos con urgencia enfocar a la humanidad como un todo.

Las descripciones del pasado que se centran sobre todo en las divisiones entre naciones, religiones y culturas empiezan a parecer localistas y anacrónicas, incluso peligrosas. Así pues, no es verdad que la historia se vuelva vacía en las escalas grandes.

Los objetos conocidos podrán desvanecerse, pero a cambio aparecen otros objetos y problemas, no menos importantes.

Y su presencia no puede sino enriquecer la disciplina.

Pros ante la segunda objeción

2.     Otra objeción es que los historiadores, para hablar de gran historia, tendrán que rebasar las fronteras de su disciplina. Esto es verdad solo en parte.

Esto porque análogamente, para entender mejor el propio país hay que ir a otro al menos una vez en la vida. Probablemente no entenderemos todo lo que se vea, pero comprenderemos mejor el propio desde otro punto de vista. Lo mismo puede decirse de la historia humana hay que saber aproximadamente cómo enfocaría la cuestión un biólogo o un geólogo.

Evidente que no se trata de ser especialistas en esas disciplinas, pero, podemos aprovechar lo mejor de los especialistas.

Conclusión ante la segunda objeción

En conclusión, el autor nos dice que tenemos mucho que aprender de ellos sobre el pasado. Nos afirma que: El respeto exagerado por la autonomía de las disciplinas ha obstaculizado las posibilidades de la sinergia intelectual entre los distintos campos del conocimiento. Diré, por ejemplo, que necesitamos el enfoque del biólogo para comprender lo que es realmente característico del tipo animal al que pertenecemos, Homo sapiens.

Pros ante la tercera objeción

3.     En tercer lugar, podría objetarse que la gran historia aspira a construir otro «gran relato» precisamente cuando hemos comprendido la inutilidad, incluso los peligros, de los grandes relatos.

Ante la siguiente pregunta que hace el autor, ¿no marginará el meta relato-gran histórico las historias alternativas, de las minorías, de las regiones, de las naciones, o etnias concretas?, ¿que nos quedaría contestar?

Un historiador moderno diría que: Es posible que lo único capaz de hacer justicia a la riqueza de la experiencia humana sea observar el pasado de manera fragmentaria («con ojos de joyero», por utilizar la expresión de los antropólogos George Marcus y Michael Fischer).

Si bien es cierta la objeción, lo es en parte; nos afirma David Christian.

Esto porque, “los relatos parecen inevitables cuando miramos al pasado utilizando escalas grandes y, desde luego, estarán moldeados por los intereses contemporáneos.

Sin embargo, es un error rechazar los macrorrelatos, por grandes que parezcan. Guste o no, los macrorrelatos se buscan y se encuentran, porque proporcionan significados.

Como ha dicho William Cronon a propósito de la historia ecológica: «Cuando describimos las actividades humanas en el interior de un ecosistema, siempre da la sensación de que estamos contando historias.

A semejanza de los historiadores, configuramos los acontecimientos del pasado en series causales — relatos— que ordenan y simplifican los acontecimientos para darles significados nuevos.

Procedemos así porque el relato es la principal forma literaria que trata de encontrar significados en una realidad cronológica abrumadoramente atestada y desordenada».”

Sólo cuando un mito de creación moderno proporcione una historia coherente será realmente posible dar el siguiente paso: criticarlo, deconstruirlo y quizá mejorarlo. En historia, como en arquitectura, para deconstruir hay que construir.

Hemos de ver el mito antes de pasar a criticarlo. Y hemos de expresarlo antes de verlo.

Además, en un «gran relato» como el que se presenta en este libro pueden caber muchísimas cosas. En el mercado global de la «verdad» del siglo XXI, todos los relatos coexisten en dura competencia. Las detalladas crónicas del pasado que se han venido enseñando en escuelas y universidades se encargan de que un mito de creación moderno no sea un relato monolítico y único, sino más bien un amplio y desvencijado ciclo de historias, cada una de las cuales podrá contarse de muchas maneras y con muchas variantes. Puestos a ello, es posible que los relatos muy grandes creen más espacio para otras versiones del pasado que pugnan por sobrevivir en los actuales programas de historia (menos amplios). Como ha dicho Patrick O’Brien: «Es de esperar que conforme aumente el número de historiadores que escriben a escala global, la disciplina adquiera reputación y produzca metarrelatos contrapuestos a los que el desbordante caudal de historias locales, regionales y nacionales podría reengancharse».

Pros ante la cuarta objeción

4.     La cuarta objeción está estrechamente relacionada con la precedente: ¿no estará un relato tan ambicioso condenado a atribuirse un exagerado derecho a la verdad?

¿Cuál verdad? ¿Una absoluta?

“Las descripciones absolutas de la realidad son imposibles, innecesarias y demasiado costosas para los organismos que aprenden, incluidos los humanos.

Pero las descripciones accesibles son indispensables. Por ejemplo, sistemas de conocimiento como los mapas son una combinación compleja de realismo, flexibilidad, utilidad e inspiración. Deben dar una descripción de la realidad que se ajuste hasta cierto punto al sentido común. Pero la descripción también debe ser útil. Debe contribuir a la solución de los problemas que cada comunidad ha de resolver, sean espirituales, psicológicos, políticos o mecánicos”.

El argumento de Christian:

Todos los mitos de creación han presentado en su momento un mapa práctico de la realidad y eso es porque se creía en ellos. Concordaban con lo que la gente sabía. Contenían mucho saber empírico útil; y sus estructuras mayores ayudaban a la gente a situarse en una realidad más general. Pero cada mapa tenía que

basarse en el conocimiento y satisfacer las necesidades de una sociedad concreta.

Por ese motivo no han de ser necesariamente «verdaderos» fuera de su entorno doméstico. Un mito de creación moderno no necesita excusarse por ser local.

Debe empezar por el conocimiento moderno y por preguntas modernas, porque está destinado a personas que viven en el mundo moderno.

Necesitamos comprender nuestro universo, aunque estemos seguros de que este anhelo no se cumplirá nunca. Así pues, lo más convincente que podemos decir sobre la verdad de un mito de creación moderno es que presenta una versión unificada del origen desde la perspectiva de principios del siglo XXI. [14]

Conclusión

Pienso que, ante la pregunta inicial, Nueva Concepción de la historia ¿necesidad o lujo? mi respuesta es, con referencia a la argumentación precedente, que se trata de una gran necesidad para los estudiantes del bachillerato, futuros ciudadanos que requieren de una historia que los ubique en el tiempo histórico natural y el humano.

Me parece que es un modo de vincular epistémicamente las ciencias y las humanidades.

Pienso que un tipo de Historia Universal como esta es idónea para los cursos del CCH porque se trata de una Historia unificada, coherente, elegante que ubicaría a los estudiantes en el micro y el macrocosmos.

Evidentemente se trata de una concepción ontológica y epistémicamente compleja.

Por lo que nos urgen cursos, diplomados, actividades que formen a los profesores del Colegio para una concepción que integre las ciencias y las humanidades.Ì

Referencias

David Christian, Mapas del tiempo. Introducción a la gran historia, (2004), E Pub libre.

García Camacho, T., Bazán Levy, J., y Díaz del Castillo Prado, M. (2024). Seminario sobre el Modelo Educativo 20. Notas para un proyecto. México: CCH-UNAM.

Colegio de Ciencias y Humanidades. (1996). Plan de Estudios Actualizado. México: UNAM - CCH.

Perfil De Egreso del Alumno del Bachillerato Del Colegio de Ciencias y Humanidades.

Orientación y Sentido de las Áreas del Plan de Estudios del CCH, Versión 2023.

Orientación y Sentido del Área Histórico-Social. Seminario para la Actualización de la Orientación y Sentido. del Área Histórico-Social Ciclo escolar 2022-2023.

González Casanova, P. (2017), Las Nuevas Ciencias y las Humanidades, Buenos Aires: Clacso. Recuperado el 30 de enero de 2024, de https://bibliotecarepositorio.clacso.edu.ar/bitstream/CLACSO/16599/1/Nuevas_Ciencias.pdf

Watson, P. (2017). Reseña, Índice, Prefacio, Citas, Prefacio. Convergencia; "la idea más profunda del universo". En P. Watson, Convergencias. El orden
subyacente en el corazón de la ciencia
(J. Riera, Trad., págs. 1-53). Crítica.



[1] William H. McNeill , Prefacio en David Christian, Mapas del tiempo. Introducción a la gran historia, (2004), E Pub libre, p. 2.

[2] David Christian, Mapas del tiempo. Introducción a la gran historia, (2004), p. 17

[3] Ibid., p. 6

[4] Ibid. P. 8

[5] Ibid. P. 8

[6] David Christian, p. 15

[7] Ibid., p. 17

[8] Ibid., p. 16

[9] Ibid., p. 17

[10] Ibid., p. 17

[11] Ibid. P. 17

[12] Ibid., p. 21

[13] Ibid. P. 21

[14] Mi propia agrupación de la argumentación basada en, Ibid., p. 23 a 28.