En la Etapa 17 del Seminario de Modelo Educativo hemos tratado una vez más de la interdisciplinariedad. En una etapa anterior habíamos recurrido a las fuentes del proyecto académico del Colegio para verificar que, a pesar de que estas la consideraban elemento de innovación indispensable, la institución universitaria no había oportunamente, y tampoco después, puesto empeño en guiar y promover el desarrollo de esta faceta, sin lugar a dudas fundamental en el proyecto original de la Nueva Universidad y del Colegio de Ciencias y Humanidades. En los cursos de Selección de 1971 nunca se mencionó la interdisciplinariedad.
La Gaceta Amarilla propone al respecto las siguientes consideraciones:
“En rigor, podría pensarse en la creación de nuevas Escuelas Preparatorias…Sin embargo, para que la Universidad cumpla sus objetivos académicos…al mismo tiempo que confiera una flexibilidad mayor y nuevas opciones y modalidades a la organización de sus estudios, sugieren la conveniencia de poner las bases para una enseñanza interdisciplinaria…también en el bachillerato…” (p. 2).
“Atendiendo particularmente al carácter interdisciplinario de la enseñanza de estas unidades, en que se conjugarían las matemáticas y el español, y el método científico-experimental con el histórico-social…” (Ibid.)
Estuvo claro. Sin embargo, la Universidad olvidó completamente crear las condiciones de esta dimensión de su proyecto innovador, a mi entender porque el trabajo interdisciplinario, más todavía referido a la docencia, no formaba parte de las prácticas generalizadas en la Universidad.
Las comunidades del Colegio, cuando su lectura de la Gaceta amarilla se generalizó, recogieron la interdisciplinariedad más como un deseo y una exigencia vaga y a veces ocasión de vanidad que como actividad sostenida, con excepción de pequeños grupos apasionados y algunos atisbos como la necesidad de contextualizar las obras literarias en Talleres, más bien como exigencia de una crítica literaria tradicional, presente desde los primeros tiempos.
Hoy todavía, el tema de los aprendizajes enfocados de manera interdisciplinaria dista a mucho de concebirse con adecuación y emprenderse con constancia.
A mi entender, condición para emprender trabajos interdisciplinarios demanda de los especialistas, el dominio de las metodologías de su campo de conocimiento, de manera que puedan combinarlas con las de los campos a los que se asocian. En nuestro caso nos ocupamos de aprendices que se inician en los aprendizajes básicos de las disciplinas importantes, de las que aprenden los conocimientos fundamentales, pero están lejos de haberse apropiado de sus métodos propios.
El trabajo interdisciplinario, por tanto, en nuestros grupos de aprendizaje no puede ser sino inicial y modesto, lo que no desdice de su importancia, pero demanda adecuación a las condiciones reales de los estudiantes.
La descripción del servicio que el Área de Talleres debe prestar de manera consciente a los aprendizajes que promueven las otras Áreas, es así un recorrido por los elementos que, siendo propios y principal responsabilidad de Talleres, son indispensables para la docencia de aquellas.
En pocas palabras, remitiéndome a los documentos institucionales, Plan de Estudios (1996) y Programas (1996, 2002, 2016), el Área de Talleres promueve los aprendizajes de diversos instrumentos de comunicación, sobre todo del uso consciente e informado de la lengua, hablada y escrita, para producir y comprender textos, así como de los lenguajes icónicos.
El desarrollo del estudiante como usuario adolescente del esquema completo de los empleos de la lengua es la tarea vasta y central del Área de Talleres, por lo que estos aprendizajes, predominantemente consistentes en la apropiación de habilidades y hábitos operativos, por constituir un aspecto central de la cultura, forman parte de la Cultura Básica, esencial en el Modelo Educativo del Colegio.
Estos aprendizajes no se conciben de manera abstracta, porque no hay uso de la lengua sino en situaciones de comunicación donde se encuentran un enunciador y un enunciatario, en referencia a un sector determinado del mundo acerca del cual se comunican con códigos específicos de la situación en la que coinciden.
El esquema fundamental, sin embargo, es de uso general para todo acto de comunicación, por lo que las tres Áreas demandan de Talleres el ejercicio de un habla fluida, una lectura de comprensión en desarrollo, capacitación en el intercambio verbal académico y humano, habilidades que también afectan a las responsabilidades del Área de Matemáticas.
Hay en este espacio un tema particular que merece una atención expresa, la concepción y definición didáctica para los estudiantes, a saber, qué se entiende por ensayo. Resulta, en efecto, que en la ausencia de delimitación institucional, no solo cada Área, sino cada profesor, lo comprende y define ante sus grupos, con los elementos que sus estudios le permiten, es decir la experiencia adquirida en sus años de Bachillerato y Facultad, de maneras variadas y dispares. Cabe señalar que en tantos casos escribir “ensayos” no forma parte de sus prácticas recientes ni actuales, por lo que la dispersión es interminable.
El Área de Talleres podría, atendiendo a las necesidades compartidas, proponer a las demás Áreas un acercamiento a la comprensión del término y a sus características académicas y a sus empleos didácticos, adaptados al desarrollo de alumnos de Bachillerato, de modo que las especificaciones últimas correspondan a cada Área. Al ensayo habría que agregar los diversos textos académicos, reseñas, informes, que se encargan a los alumnos sin definirlos, que cuyos aprendizajes ganarían si estos comprendieran lo que se les demanda.
Así, al emplear en todas las materias la misma comprensión del término y al ejercicio repetido esencialmente coincidente de su puesta en práctica, los egresados del Colegio dispondrían de las habilidades que les son indispensables en su tránsito por el Colegio y lo serán para sus estudios superiores.
Para acercarnos a los intereses de las otras tres Áreas, adelanto que Talleres se ocupa de textos de divulgación científica y de ciencias, políticos y de comunicación social, destinados a la persuasión.
Enumero a continuación algunas de las Unidades, cuyos aprendizajes, incorporados a los programas del Área como conjuntos pertenecientes a sus responsabilidades esenciales, sirven al mismo tiempo a las de las otras.
Programas de Taller de Lectura, Redacción e Iniciación a la Investigación Documental (TLRIID)
Semestre 1, Unidad IV Artículo de divulgación científica.
Semestre 2, Unidad IV Artículo académico expositivo.
Semestre 3, Unidad IV Debate académico. Ensayo académico.
Semestre 4, Unidad II Proyecto de investigación.
Unidad III Búsqueda, selección y registro de información.
Unidad IV Presentación de resultados.
A estas aportaciones, hay que añadir numerosos elementos relacionados con la dimensión social del sujeto enunciante como el artículo de opinión, el anuncio publicitario y la caricatura política, temas que pueden pertenecer al Área de Historia en su dimensión social.
Se ha hablado en los últimos tiempos —y se incluye en los Planes de Trabajo de las Direcciones— de una revisión del Plan de Estudios. La inclusión de los aspectos interdisciplinarios debería atenderse como nunca se ha hecho, con tal de que no se olvide que grandes números de profesoras y profesores no han estudiado el tema ni mucho menos tienen a su alcance estrategias de promoción del aprendizaje.Ì