Introducción
La presente ponencia tiene como propósito principal reflexionar sobre algunos aspectos significativos de mi práctica docente durante la pandemia del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19. En particular, me gustaría enfatizar dos ámbitos relacionados entre sí y que han tenido como finalidad mantener, en la medida de lo posible, una educación humanista, basada en los principios del Colegio, aprender a aprender, aprender a hacer y aprender a ser[1]. Por un lado, enfatizaré la interacción con mis alumnos en esta modalidad a distancia y, por otra, señalaré la reflexión generada con los propios estudiantes sobre la situación de incertidumbre actual causada por la pandemia a partir de ejercicios de pensamiento histórico.
Sin duda, algo que caracteriza al Colegio ha sido una mirada humanista de la educación que se halla plasmada desde los documentos fundacionales de la institución y que se ha refrendado a lo largo de sus casi cincuenta años de existencia. En este sentido, mi actividad como profesora del área Histórico Social ha estado dirigida precisamente hacia una educación humanista que promueva la autonomía, la reflexividad y la empatía.[2] Tales rasgos resultan imprescindibles en el desarrollo de una sociedad tan compleja como la que vivimos y más en este contexto de incertidumbre generado por la pandemia y la crisis del modelo neoliberal en el mundo.
Todo ello plantea la necesidad de crear una serie de estrategias para lograr aprendizajes de calidad dentro de la disciplina histórica y en congruencia con el Programa institucional de Historia de México I y II y, al mismo tiempo, contribuir al desarrollo de habilidades de pensamiento, procedimentales y actitudinales que ayuden a los estudiantes a un mejor entendimiento del mundo que vivimos hoy y les permitan enfrentar con mayor éxito los retos que se nos presentan como humanidad en sus diferentes niveles, individual, local y global.
Contexto del Plantel Sur
Para el caso específico del CCH Sur, las protestas estudiantiles contra la violencia de género desembocaron en un paro indefinido que inició el 6 de febrero de 2020 y se prolongó hasta poco antes de las vacaciones administrativas, hecho que implicó una discontinuidad importante en las actividades académicas proyectadas para el segundo semestre del año escolar recién concluido. Aunado a semejante situación que trastocó profundamente la comunidad estudiantil y docente del plantel, a partir del 23 de marzo se suspendieron las clases presenciales en los diferentes niveles educativos debido a la pandemia generada por la Covid-19.
Debido a los sucesos señalados en el párrafo anterior es evidente que la dinámica escolar resultó ampliamente modificada, generando situaciones inéditas que pusieron en evidencia la importancia y el significado de la escuela como espacio de socialización, de formación académica, ciudadana y afectiva. Pero también mostró profundas desigualdades y contrastes, además de una latente exclusión en el sector más vulnerable de nuestra comunidad estudiantil, misma que generó nuevos retos para los docentes en nuestro afán de promover en todos nuestros estudiantes saberes y actitudes significativas para su educación académica, pero también para entender con mayor probidad el emergente contexto de incertidumbre que enfrentamos ahora.
El viraje repentino hacia una educación por completo a distancia fue de suma complejidad en el caso del CCH Sur, porque no hubo posibilidad de prepararnos con los alumnos para el nuevo escenario debido al paro indefinido. No obstante, y pese a ello se logró dar continuidad a las actividades proyectadas y, sobre todo, contribuir a mantener una mirada reflexiva de los acontecimientos recientes a través del estudio de la experiencia histórica y el análisis social.
Para el presente ciclo escolar 2021-1, tuve oportunidad de planear con un poco más de claridad mis cursos a distancia, aunque no estuvieron exentos de contingencias y aspectos que salen de nuestra mirada y planeación. No obstante, me pareció de suma importancia mantener vigentes los principios de nuestro modelo educativo mediante una serie de ejercicios que promovieran el pensamiento reflexivo en su forma oral y escrita, así como el diálogo en la medida de lo posible, considerado como una pieza clave a la hora de trabajar en la construcción de una subjetividad ética y cívica.
Así pues, el desarrollo de las llamadas virtudes humanas como la escucha activa, la empatía, el respeto, la tolerancia y la solidaridad han sido ejes importantes en las actividades propuestas con los alumnos. Como señala la filósofa Martha Nussbaum “los ciudadanos que cultivan su humanidad necesitan de la capacidad de verse a sí mismos como parte de alguna región o grupo, pero además necesitan sentirse vinculados a los demás seres humanos por lazos de reconocimiento y mutua preocupación”.[3] Esto significa desarrollar la capacidad de reflexionar sobre la base de un conocimiento factual que contribuya a pensar nuestra realidad humana, en este caso de la sociedad mexicana, y de esta forma generar un sentido crítico entre los estudiantes sobre el pasado y presente de nuestro país.
Apoyo a distancia
Frente a la suspensión de actividades por la pandemia generada por la Covid-19, la alternativa para continuar con los procesos de enseñanza-aprendizaje fue la educación a distancia. Como se señaló al inicio, tal situación inédita se complejizó aún más ante el paro estudiantil en el plantel Sur, por lo que fue muy importante generar canales de comunicación eficientes desde el inicio de esta medida sanitaria en aras de recuperar el tiempo perdido por el paro que había iniciado desde el 6 de febrero y dar continuidad a los aprendizajes del programa. Para el presente ciclo escolar 2021-1 la situación fue menos caótica, pues los jóvenes ya habían tenido una primera experiencia con las clases a distancia y los mecanismos para establecer una comunicación continua fueron más fluidos. Las medidas que llevaron a cabo en el semestre par del ciclo escolar anterior y en el inicio de este semestre fueron:
ü Se restableció la comunicación con los alumnos en diversas plataformas digitales. Para el semestre anterior usé Classroom, Facebook, correo electrónico y Zoom; para este ciclo escolar he utilizado Teams y Zoom y, como aplicaciones de apoyo, Youtube, Descarga cultura UNAM, Padlet y Mentimeter.
ü Se flexibilizó la entrega de actividades tanto en tiempos como en modalidades para soslayar el rezago académico.
ü Se ajustaron los criterios de evaluación del proyecto final con el propósito de lograr un producto adecuado, pero considerando las circunstancias desiguales de los alumnos.
ü Se fortaleció una educación a distancia focalizada, dosificada y con actividades que pretendieron ser lúdicas para hacer más accesible el aprendizaje desde casa.
ü Se intentó contactar a los alumnos con problemas de acceso a las tecnologías de la información y comunicación para que se pusieran en contacto conmigo.[4]
ü Se ponderaron diferentes criterios en la evaluación y acreditación de los cursos.
Todas estas medidas estuvieron encaminadas a evitar el abandono escolar, pues en el contexto de la emergencia sanitaria, la desigualdad en el acceso a una buena educación en línea compromete de manera importante el aprendizaje y sobre todo hace más grande la brecha de marginación educativa y por lo tanto social. No obstante, es importante reconocer que no siempre fue posible mantener comunicación con todos los alumnos pese a los esfuerzos y quedan varias interrogantes sobre cómo integrar a este sector de alumnos y sobre todo ofrecer una educación de calidad.
Cuadro 1. Conectividad y aprendizaje
Rubro de análisis |
Reflexión |
¿Cómo están viviendo los alumnos la educación a distancia? |
1. Aspectos positivos: mayor autonomía en el aprendizaje; flexibilidad de horarios; comodidad de estudio; apertura en el uso de recursos didácticos. 2. Aspectos negativos: cansancio físico y mental; hartazgo por la situación familiar, local y global; aprendizaje superficial; repetición de información; mala conectividad; problemas económicos; desigualdad en el acceso a los recursos digitales. |
Calidad de la conexión de los alumnos |
1. La mayoría de los alumnos se conectan a las sesiones virtuales. Alrededor de un 85 % de los estudiantes están presentes y llevan a cabo las actividades. 2. Cerca de un 10% a la semana señala que tiene problemas de conectividad por los malos servicios de la Internet en sus colonias y casas. Algunos más me indican que no se conectarán por problemas familiares o de empleo ante la situación económica de sus hogares. |
Materiales, planeación, estrategias. |
Materiales: Búsqueda de materiales escritos, en video y podcast de uso libre y en plataformas de fácil acceso (Google, YouTube, Spotify, Descarga Cultura UNAM, Drive, Facebook, Padlet, Jamboard). Planeación: sesiones virtuales de dos horas a la semana divididas en dos sesiones de una hora. Actividades de participación, de lectura, de pesquisa documental y algunas de escritura. Uso de las plataformas de Teams y Zoom. Estrategias: Ejercicios de lectura y escritura reflexivas a partir de diversas fuentes primarias y secundarias. |
Pensamiento histórico y pandemia
Uno de mis propósitos fundamentales como profesora del Área Histórico Social en el contexto de la pandemia fue “mantener el fomento de la lectura y escritura en el aula como parte de la formación integral de los alumnos, en el marco de la sociedad del conocimiento y las comunidades de aprendizaje”[5], ambos indispensables en el momento actual. Este interés por impulsar tales habilidades en los estudiantes obedece a varios motivos. En primer lugar, es innegable la relevancia que tiene para una asignatura como Historia que los alumnos posean habilidades amplias de lectura y escritura que coadyuvarán de manera significativa al logro de los aprendizajes. Pero además dicho interés se relaciona con un propósito menos inmediato ─pero no por ello menos importante─ que pone énfasis en el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo, y de la identidad como un ámbito complejo y multidimensional, considerado como centro de una educación humanista como la que propone el Colegio y fundamental en la coyuntura histórica que estamos viviendo.[6]
Como sabemos, esta visión de la educación está centrada en el sujeto y no en el conocimiento en sí mismo, por lo tanto, pretende una transformación del alumno encaminada al desarrollo de sus potencialidades y de las virtudes cívicas.[7] Tales habilidades hallan asidero en prácticas relacionadas con el desarrollo de la narrativa, del diálogo, del discurso argumentativo, de la empatía y de la imaginación.[8] Si consideramos estos aspectos de manera conjunta resulta evidente que constituyen rasgos centrales de una ciudadanía reflexiva, crítica y participativa que aparecen como finalidades últimas del Programa de Historia de México. Por obvias razones, alcanzar estos ámbitos como ser humano es una tarea ardua que requiere de muchos años, pero es importante aportar desde ahora, aunque sea de forma muy modesta, algunos elementos para acercarnos un poco más a este propósito de la educación que no solo es deseable sino necesario por el momento histórico que experimentamos ahora.
Como señala Boaventura de Sousa Santos en su libro La cruel pedagogía del virus, nos hallamos frente a retos inéditos en la educación hoy en día, muchos de los cuales se han agravado con la pandemia de COVID-19.[9] En este contexto de crisis es importante garantizar en la medida de lo posible que los alumnos logren aprendizajes significativos desde muchos puntos de vista, tanto desde la disciplina histórica, como aquellos relacionados con la comprensión de los procesos sociales y humanos en sociedades complejas, multiculturales y profundamente desiguales como la nuestra. Esto implica a su vez, garantizar el acceso a una educación de calidad en tiempos de la pandemia donde no hay certeza de desarrollar los cursos de forma presencial, de modo que todas las acciones llevadas a cabo durante este ciclo escolar han de ser cuidadosamente pensadas y planeadas para evitar la exclusión de los alumnos en circunstancias difíciles, por sus contextos familiares o comunitarios. Ciertamente, nos enfrentaremos a los retos que plantea una enseñanza híbrida o semipresencial ─por lo menos en el primer semestre del ciclo escolar─, que involucra una interacción diferente con los alumnos y enfrentar una serie de obstáculos para evitar el abandono escolar o la superficialidad de los aprendizajes.
Así pues, es importante que en este momento situemos la concepción de bachillerato en cultura básica que ha promovido el Colegio desde sus orígenes como un rasgo distintivo de todo nuestro quehacer docente.[10] En este sentido, considero que las estrategias que fomenten la lectura crítica y la escritura reflexiva pueden ser idóneas para el logro de aprendizajes significativos atendiendo a la esencia de los principios pedagógicos de Colegio. Ciertamente, el desarrollo de la habilidad lectora es elemental en la comprensión del pasado humano y la generación de una conciencia histórica más compleja e incluyente. Además, sabemos que la lectura interfiere de manera significativa en la mejora de los procesos de empatía, del respeto y el reconocimiento de la otredad, actitudes fundamentales en el desarrollo social y ahora en crisis en las sociedades tardomodernas.[11]
Cuadro 2. Ejemplos de materiales de lectura y ejercicios de escritura.
Ejercicios de lectura (fuentes primarias y secundarias) |
Actividades de lectura y escritura |
Lectura en voz alta (grupal) por la profesora. Lectura mosaico (en equipos). Lectura reflexiva en voz baja. Fragmentos cortos de libros especializados. Libros ilustrados y libros álbumes. Podcast, videos y galería virtuales. Artículos de periódicos en línea. |
Elaboración de mapas históricos. Mapas mentales. Cuadros sinópticos. Dibujos. Síntesis y resúmenes. Fichas de trabajo. Escritos diversos (narrativos, reflexivos y en primera persona). |
Epílogo ¿Por qué es importante pensar históricamente durante esta pandemia?
Me gustaría dirigir mis últimas reflexiones más que a las dificultades técnicas de la educación a distancia durante esta pandemia, a la pertinencia de pensar esta coyuntura histórica más allá de los acontecimientos del día a día (presentismo). Asimismo, considero importante preguntarme como profesora del área histórico social si los docentes del área podemos contribuir a generar un conocimiento útil para comprender con mayor amplitud la situación que estamos viviendo con la COVID-19.
Dicho en otras palabras ¿cómo la historia puede iluminar sobre nuestra experiencia con el coronavirus en la actualidad? Hoy más que nunca es de suma importancia pensar en términos de larga duración y no sólo pensar en escalas de tiempo cortas, de unos cuantos años o quizás décadas.[12] Sin duda, muchos de nuestros problemas actuales como la pandemia o el calentamiento global requieren ser pensados en términos de larga duración porque tienen raíces históricas profundas. La mirada presentista nos sitúa en la mirada médica del virus, como si sus efectos terminaran con el descubrimiento de una vacuna, pero es importante pensar en las repercusiones de esta pandemia a largo plazo, dentro y fuera de las aulas.[13]
En este sentido, es interesante pensar en otras grandes epidemias de la historia como la plaga justiniana del siglo VI, la peste negra del siglo XIV, la viruela en América en el siglo XVI, la tuberculosis en el siglo XIX y más recientemente el sida y la polio en el siglo XX o el ébola en el siglo XXI. Como es posible advertir con estos ejemplos históricos, hay elementos sociales, políticos y económicos alrededor de una epidemia que condicionan nuestra experiencia con estas enfermedades y no es la excepción con el virus que enfrentamos hoy. Con frecuencia estas enfermedades también han dado inicio a nuevas etapas históricas, nuevas estructuras sociales, nuevas concepciones sobre el cuerpo, la naturaleza y el poder.
Asimismo, el estudio de la historia nos puede ayudar a entender por qué hay más mortalidad o abandono escolar donde hay mayor rezago económico y social, ya que son preguntas históricas y atienden a una explicación histórica de exclusión mucho más profunda. En este sentido, el estudio de la historia nos permite vernos como parte de una experiencia humana mucho más larga, que nos supera como individuos. Este reconocimiento permite entender cómo la humanidad tiene la capacidad de adaptarse a cambios drásticos y no sólo relacionados con las enfermedades, pensemos también en las crisis económicas cíclicas del capitalismo, las guerras mundiales, los desastres nucleares como Chernóbil (la disrupción como parte de la historia).
La lectura de textos históricos, a su vez, nos ayuda a pensar la realidad desde un contexto amplio y ello incluye imaginar el futuro. Ciertamente, la perspectiva histórico social también contribuye a observar cómo esta pandemia ha mostrado algunas cosas positivas como la creación de estructuras más solidarias, la flexibilización de ciertas ideas y de las percepciones populares, etc. Aunque por otro lado también nos muestra el comportamiento de las estructuras políticas ante la crisis y la contracción de derechos civiles en una contingencia como la que atravesamos. En última instancia, la historia nos permite ser más críticos y analíticos ante la coyuntura que estamos viviendo y ello puede tener un impacto poderoso en el futuro, pues nos permite pensarnos como actores políticos y sociales.
Fuentes
Bazán, J. (Enero-Marzo 1988). Un bachillerato de habilidades básicas. Revista de Educación Superior, 17(65), 1-11.
Clase a la casa. Cerosetenta. Podcast. Episodio 8. ¿Para qué sirve la historia hoy? Recuperado el 19 de noviembre de 2020 de: https://cerosetenta.uniandes.edu.co/podcastpara-que-sirve-la-historia-hoy/?fbclid=IwAR1hi_ibQE3lSBhnUVBkBdIDk9pBqjK9D3XdRtAvCx3xAxVCd66zF7qB3po
Colegio de Ciencias y Humanidades (Junio 2020). Cuadernillo de orientaciones 2020-2021. Gaceta CCH Suplemento. México: UNAM- CCH.
De Sousa, B. (2020). La cruel pedagogía del virus. Buenos Aires: CLACSO.
García, M. (2009). Aprendiendo a ser humanos. Una Antropología de la Educación. Navarra: EUNSA-Astrolabio.
González, E. (septiembre 2020). “La educación frente a la emergencia sanitaria y del cambio climático”. Perfiles educativos. (XLII: 170), 54-62.
Nussbaum, M. (2005). El cultivo de la humanidad. Una defensa clásica de la reforma en la educación liberal. Barcelona: Paidós.
Orientación y Sentido de las Áreas del Plan de Estudios Actualizado (2006). México: CCH.
Plan de estudios del Colegio de Ciencias y Humanidades (1996). México: UNAM.
Sacristán, G. (2011). Educar y convivir en la era global. Madrid: Morata.
SEP. Diez Sugerencias para la educación durante la emergencia por el Covid-19. Recuperado de: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/546270/mejoredu_covid-19.pdf
Dra. Elisa Silvana Palomares Torres
Licenciada en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Realizó estudios de maestría y doctorado en el posgrado de Filosofía de la Ciencia, con las líneas terminales Estudios Filosóficos y Sociales sobre Ciencia y Tecnología e Historia de la Ciencia, respectivamente. Mención Honorífica en los tres grados. En 2008 recibió una segunda mención honorífica en el Colegio de Michoacán por su tesis de licenciatura. En 2016 realizó una estancia de investigación posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación, IISUE, de la UNAM, con el proyecto “La enseñanza de los saberes científicos y prácticos en el México colonial: libros e instituciones”. Recientemente fue galardonada con la medalla Alfonso Caso por su tesis de doctorado. Desde el 2010 es profesora del Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Sur, en las asignaturas de Historia Universal e Historia de México. Actualmente, es profesora de tiempo completo en la misma institución en el Subprograma de Jóvenes Académicos. Ha participado en la elaboración de diversos materiales didácticos para el bachillerato. Además, es autora de diversos trabajos académicos, capítulos de libros y artículos en revistas arbitradas.
[1] Vid. José de Jesús Bazán Levy (Enero-Marzo 1988). Un bachillerato de habilidades básicas. Revista de Educación Superior, 17(65), 1-11.
[2] Plan de estudios del Colegio de Ciencias y Humanidades (1996). México: UNAM.
[3] Martha Nussbaum. El cultivo de la humanidad. Una defensa clásica de la reforma en la educación liberal. (Barcelona: Paidós), 29.
[4] Algunas de estas medidas fueron tomadas del documento emitido por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación titulado Diez Sugerencias para la educación durante la emergencia por el Covid-19. Recuperado de: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/546270/mejoredu_covid-19.pdf
[5] Colegio de Ciencias y Humanidades (Junio 2020). Cuadernillo de orientaciones 2020-2021. Gaceta CCH Suplemento (México: UNAM- CCH), 7.
[6] Orientación y Sentido de las Áreas del Plan de Estudios Actualizado (2006). (México: CCH), 9.
[7] María García Amilburu (2009). Aprendiendo a ser humanos. Una Antropología de la Educación. (Navarra: EUNSA-Astrolabio), 183.
[8] Nussbaum, M. op cit., 28-30.
[9] Boaventura de Sousa Santos. (2020). La cruel pedagogía del virus. (Buenos Aires: CLACSO), 33.
[10] Bazán, op cit., 3.
[11] Gimeno Sacristán (2011). Educar y convivir en la era global (Madrid: Morata), 50.
[12] Clase a la casa. Cerosetenta. Episodio 8. ¿Para qué sirve la historia hoy? Recuperado el 19 de noviembre de 2020 de: https://cerosetenta.uniandes.edu.co/podcastpara-que-sirve-la-historia-hoy/?fbclid=IwAR1hi_ibQE3lSBhnUVBkBdIDk9pBqjK9D3XdRtAvCx3xAxVCd66zF7qB3po
[13] Vid. Edgar, González (septiembre 2020). “La educación frente a la emergencia sanitaria y del cambio climático”. Perfiles educativos. (XLII: 170), 54-62.