¿Qué sentido tiene la educación filosófica sustentada en el Modelo Educativo del Colegio? ¿Qué asunción del Modelo Educativo del Colegio tenemos los docentes de Filosofía en la intervención educativa real concreta?
En los principios del Colegio se postula como un objetivo primordial buscar condiciones en las diferentes áreas y ámbitos del Colegio, para la formación de un sujeto autónomo a partir de procedimientos, aptitudes y valores disciplinarios, tomando en cuenta tanto la dimensión cognitiva como la afectiva. Y, por otro lado, tomando como referente nuestro tiempo y nuestro espacio, es decir, nuestra realidad concreta, profundizar, en el sentido propio del proceso de pensar filosófico, en formar alumnos tales que puedan por sí mismos apropiarse y externar la síntesis entre razón/emoción, donde se aprenda a construir argumentos para poder construir ideas y razonamientos prácticos más allá de la vida escolar.
En las prácticas educativas del Colegio los elementos relevantes son cuatro: 1. El estudiante como actor de su propio aprendizaje, quien aprende a aprender. 2. La cultura básica frente al enciclopedismo; una educación sustancial para la vida escolar y social. 3. La organización escolar por áreas que proporcionen al educando una visión humanista y científica del conocimiento; 4. La concepción del profesor como guía del aprendizaje; enfatizamos aquí la concepción de docencia reflexiva y colegiada.
Considerando estos ejes del Modelo Educativo, en la formación filosófica del alumno debe partir de llevar al alumno a la reflexión, análisis y cuestionamientos de sus propias creencias y de las esferas dominantes. Por tanto, se busca que sean capaces de diferenciar y adentrarse en los diferentes tipos y etapas del razonamiento.
De esta manera se llega a entender el proceso de la argumentación, y dentro de éste, como construir argumentos objetivos, válidos, sustentables pudiendo diferenciar aquellos argumentos falaces. Con estos andamiajes los alumnos comienzan a diferenciar ideas y patrones circulantes en nuestro entorno siendo ellos quienes eligen qué pensar y qué creer.
Derivado de ello, desde la concepción del Modelo Educativo del Colegio, la cultura filosófica básica en la que se debe centrar el trabajo docente tiene como prioridad la formación de los estudiantes como ciudadanos, lo que se concreta en el desarrollo del pensamiento formal lógico, la promoción de las habilidades necesarias para la argumentación coherente y justa; las capacidades discursivas que son necesarias para el intercambio de ideas y la negociación de perspectivas, el impulso a las capacidades de deliberación racional y de previsión y consideración de consecuencias prácticas de las decisiones individuales, la promoción de las capacidades de revisión de las alternativas relevantes que pueden operar en la solución de conflictos o problemas prácticos, antes de llegar a conclusiones definitivas, inamovibles o prejuiciosas y el afinamiento de las actitudes de cooperación e interacción social.
Lo anterior invita a la reflexión sobre la práctica docente y sus objetivos con el propósito de ubicar la intervención pedagógica que ayude a lograr la formación filosófica básica del CCH, y por ende, a los fines educativos del nivel medio superior de la UNAM.
Es necesario que los estudiantes experimenten de manera activa su propia formación; que mantengan una actitud abierta y responsable para alcanzar las metas formativas y cognitivas necesarias para su óptimo desarrollo como individuos. Es por ello que la educación filosófica no se ha concebido como transmisión de datos, sino como la formación en procedimientos, aptitudes y valores de las disciplinas y de las áreas del conocimiento.
No se trata de una concepción fija inmóvil de Modelo Educativo, sino de la construcción comunitaria que internamente se realiza en continuo diálogo al interior de la institución con relación a las demandas sociales a ese nivel educativo y a la actualización de las disciplinas del Plan de Estudios.
Las materias que se imparten en el Colegio de Ciencias y Humanidades, Filosofía I Y II (obligatoria para todos los estudiantes del CCH) y Temas Selectos de Filosofía (opcional). Los Programas de Estudio de establecen para ambas los aprendizajes filosóficos fundamentales a desarrollar. Para cada una de las dos unidades por semestre, los docentes, preferentemente en grupo colegiado optan por al menos un tema por cada uno de los dos aprendizajes de cada unidad. De manera que, desarrollan dos temas por unidad, sumando un total de cuatro temas por semestre. Para la materia de Filosofía se establecieron como ejes transversales la dimensión filosófica del ser humano y la argumentación filosófica.
El curso de estas materias dota a los estudiantes de aprendizajes significativos, lo que implica procesos complejos en los que se involucran aspectos cognitivos y afectivos. Además, promueven la identificación de aspectos básicos de la filosofía, con la finalidad de que los aplique en sus acciones cotidianas y aprecia el valor de las actitudes filosóficas para la formación de sí mismo.
Otra de las herramientas que otorga al alumno el conocimiento filosófico es el dominio y aplicación de diversos métodos de evaluación de argumentos; la distinción de los falaces de los no falaces, los convincentes, persuasivos, y engañosos, para la construcción de sus juicios, en el ejercicio de su razonamiento práctico.
Con estas herramientas el docente que imparte filosofía puede partir a la otra gran dimensión, básica y necesaria en nuestro tiempo: la ética, teniendo claro que no se trata de ningún adoctrinamiento, sino de brindarles recursos para que se den cuenta de que a ellos les corresponde y corresponderá tomar muchas decisiones pero que, toda decisión y acción tiene repercusiones en ellos, en los otros, o en ambos. Que no vivimos aislados y que, independientemente de la ideología, como seres humanos debemos reconocer que existen límites para vivir y crear comunidades. En consecuencia, no hay nada más concreto que la enseñanza de los valores, de ahí la importancia de que aprendan a develarlos como parte de su propia construcción tomando en cuenta la responsabilidad y repercusiones de sus acciones.
Asimismo, con estos grandes bloques, los alumnos puedan adentrarse, relacionando todo lo visto, a la dimensión estética y descubrir el sentido de la estética, primero como parte de pensar filosófico y después como una experiencia gozosa que permite recalibrar el sentido de lo verdaderamente humano: el arte.
Para llevar a cabo una docencia de la Filosofía en correspondencia con el Modelo Educativo del Colegio, es necesario que los profesores conozcan y tengan como referente en la actividad del salón de clases, en la actividad colegiada los documentos construidos colectivamente que como idea regulativa Kantiana iluminan el horizonte educativo propio del CCH, tales como el Modelo Educativo del Colegio, su Plan de Estudios, la actualización de todos ellos y de los programas de las materias, sin embargo, también se requiere de la reflexión de lo real concreto vivido para enfrentar los retos de una educación de mejor calidad.
Para esto, los docentes con base en la libertad de cátedra y su propia formación filosófica desarrollan los contenidos temáticos considerados como orientaciones en referencia a los aprendizajes que involucran habilidades, actitudes, valores y conocimientos.
Se identifican como los principales problemas que se enfrentan en la materia para lograr plenamente y de manera amplia sus propósitos: la lectura incompleta, parcial de los programas, su no asunción por parte de algunos docentes, la carencia en las bibliotecas de los planteles de los textos que están indicados en el programa de estudios, la falta de formación docente para los temas de Lógica Informal y Argumentación, así como de Bioética y de los contenidos filosóficos de Estética contemporánea.
Es por todo esto que la enseñanza de la filosofía en el Colegio jamás deja de ser una aventura de descubrimiento, que va desde los cánones científicos hasta el placer estético (muchas veces no descubierto por nuestros discípulos), pasando por el develar de los escondites de la naturaleza humana hasta el gusto y razón de ser del arte de nuestro tiempo.