Denominamos criterios de evaluación a las respuestas que lo profesores ofrecen a dos preguntas centrales que permiten planear las actividades y dispositivos de aprendizaje. La primera pregunta es ¿qué evaluar? y tiene que ver con los seis primeros indicadores de este grupo. Los profesores reportan que evalúan las participaciones en las actividades grupales, individuales, integradas en dos de los principales componentes del discurso institucional en el Colegio: el principio de aprender a hacer, esto es, los procedimientos y productos, así como el principio de saber ser en la convivencia, esto es, las conductas y las contribuciones al objetivo colectivo. Los cuatro elementos restantes tienen que ver con una segunda pregunta: ¿cómo evaluar? Las respuestas de los profesores consideran la evaluación como un proceso que de manera permanente acompaña y retroalimenta todo el que hacer educativo, incluyendo la participación del estudiante mediante ejercicios de auto y co-evaluación.
En total encontramos en las cuatro áreas 638 referencias a los criterios para evaluar el aprendizaje, que representan ocho por ciento del total general de acciones reportadas por los profesores en sus informes, con un promedio de 0.8 referencias por expediente. Es en el área de Ciencias Experimentales en donde mayor importancia se concede a los criterios y orientaciones de evaluación que, consideramos, constituyen el paso previo para la construcción de la planeación didáctica en los cursos regulares.
En el área de Matemáticas el criterio más señalado es la actividad final, es decir, el producto. Le siguen la retroalimentación, la evaluación permanente y la participación. Juntos, los cuatro más importantes en el área representan casi tres cuartas partes. El criterio más reportado en Ciencias Experimentales es el de las actividades grupales que abarca 39 por ciento del total del grupo en el área, seguido de la evaluación permanente, la participación y las actividades individuales. Los cuatro representan tres cuartas partes del total. En Historia los cinco más citados representan 86 por ciento del grupo, y son, en primer lugar, la participación, seguida de las actividades grupales, la evaluación permanente, los productos y los procedimientos. En cuanto al área de Talleres, 79 por ciento del total de referencias se concentra en cinco criterios: las actividades grupales, la retroalimentación, los productos, la autoevaluación y la evaluación permanente.
En el otro extremo, los criterios menos mencionados en el área de Matemáticas son las actividades grupales, individuales, la autoevaluación y la coevaluación. En Experimentales son los productos, la retroalimentación, la autoevaluación y la coevaluación. En Historia las actividades individuales y la autoevaluación. En Talleres son los procedimientos, las conductas, la coevaluación y la participación.
Actividades grupales. En las cuatro áreas es el criterio de evaluación más reportado en el Colegio con 177 referencias correspondientes a poco menos de la tercera parte del grupo. Lo que se pondera es la cooperación y colaboración con los compañeros y que las actividades de los estudiantes se organicen de acuerdo a un plan para valorar todo lo que los distintos equipos de trabajo formados en el curso escolar han realizado. En el área de Ciencias Experimentales es el criterio más importante, representando 39 por ciento del grupo en el área. Lo mismo sucede en Talleres, donde equivale a 19 por ciento. En Historia, este elemento corresponde a 21 por ciento, pero ocupa el segundo lugar entre los más utilizados. Finalmente, en Matemáticas, este tipo de actividades ocupa el octavo lugar, representando solo cinco por ciento del grupo en el área.
Actividades individuales. Con 53 referencias, equivalentes a ocho por ciento del grupo, se ubican en quinto lugar de entre los 10 criterios de evaluación reportados por los profesores del Colegio. Estas acciones reportadas son de distintos tipos: a) las que construyen el equipo y el grupo escolar; b) como criterio-filtro para recompensar y enmendar los desempeños y c) rutas específicas individuales para limitar y compensar el rezago durante el curso. Este criterio tiene mayor importancia en las áreas de Ciencias Experimentales y Talleres, donde representa, en cada una, 10 por ciento de los criterios que orientan la evaluación de los aprendizajes. En Historia equivale a seis por ciento ocupando el sexto lugar en el orden de preferencias.
Participación. Se trata de otro criterio de evaluación importante para las cuatro áreas representando 13 por ciento del grupo. Según afirman los profesores, se pretende reducir la pasividad mediante la intervención de los estudiantes en los sucesos dentro y fuera del salón de clases. Representa el aporte de cada estudiante a las tareas asignadas. Tiene diversas expresiones en el aula, entre ellas: actividades, ejercicios y problemas, discusión de dudas, aportaciones y discrepancias, y cooperación en el desarrollo de las sesiones de trabajo. Junto con la evaluación permanente, la participación es el segundo criterio de evaluación más reportado por los profesores. En el área Histórico Social es el criterio más importante, representando la cuarta parte de sus referencias en el grupo. En Matemáticas ocupa la tercera posición en las preferencias de los profesores, equivalente a 16 por ciento. En Experimentales significa 11 por ciento y ocupa también la tercera posición, mientras que en Talleres sólo registramos dos referencias.
Conductas. Uno de los principios que sustentan el perfil buscado del estudiante del Colegio es aprender a ser. Esto se refiere a los aspectos conductuales. A diferencia de las pruebas escritas y orales que sirven para evaluar aspectos fundamentalmente cognitivos, la observación de conductas es una acción encaminada a evaluar comportamientos afectivos y actitudes. Las conductas esperadas en el aula son, principalmente: la responsabilidad escolar, la sociabilidad, la perseverancia, la cooperación, la disciplina, la honestidad, la iniciativa, los hábitos de trabajo, la higiene y la seguridad. Este elemento reúne 42 referencias que representan siete por ciento del total del grupo, ocupando dentro del mismo el octavo lugar. En Matemáticas y en Experimentales significa ocho por ciento respectivamente, mientras que en Talleres equivale a cuatro por ciento.
Procedimientos. Aprender a hacer es divisa institucional del Colegio. Este elemento se refiere a la evaluación del grado de dominio de las diversas habilidades y destrezas mostradas por los alumnos para ejecutar alguna actividad durante la clase. La observación de los procedimientos descubre deficiencias o aciertos en la ejecución de alguna actividad, permite repasar las técnicas de elaboración y esclarecer las dudas conceptuales y metodológicas para aplicarlas en los salones y laboratorios, así como también que los estudiantes hagan ejercicios o resuelvan problemas. Entre los procedimientos más comunes en el aula, tenemos los siguientes: a) manejar instrumental, herramientas, aparatos o materiales de laboratorio o taller; b) emplear técnicas organizativas para el trabajo colectivo; c) elaborar trabajos manuales o plásticos; d) representar o exponer ideas o temas en forma oral y escrita, y e) resolver problemas utilizando operaciones sistemáticas. En total registramos 45 referencias en este rubro, que representan siete por ciento del total del grupo. Donde tiene mayor peso es en el área de Historia, ocupando el tercer lugar en cuanto a preferencias de uso, equivalentes a 15 por ciento del total del grupo en el área. En Matemáticas representa nueve por ciento y en Experimentales seis. En Talleres ocupa el penúltimo lugar siendo equivalente a cuatro por ciento.
Productos. Aquí se alude a la valoración de las actividades reelaboradas, una vez que se han esclarecido las dudas, los conceptos, las teorías, los procedimientos y metodología de elaboración. Aquí se pone el acento en los resultados, en los trabajos concluidos y las evidencias de aprendizaje. El producto de las actividades concluidas es la prueba de que se han podido superar las dificultades en el logro de los objetivos académicos y es una muestra de mayor calidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los productos de la actividad académica abarcan tanto los de tipo manual ─como dibujos, mapas, maquetas, herbarios, insectarios, jabones o demás objetos de madera, papel o cartón─, como de tipo intelectual, entre los que se encuentran informes de diversa índole, entre ellos, resúmenes, ensayos y monografías, cuestionarios resueltos y trabajos escritos, así como escenificaciones, juegos, rutinas y secuencias construidas durante el curso. Todos estos son productos derivados de una amplia gama de actividades, que se solicita a los alumnos durante el curso y antes de concluirlo con objeto de valorarlo y calificarlo. Aunque los productos forman el grueso de las evidencias de aprendizaje presentadas en los informes de carrera, representan una décima parte de los criterios de valoración reportados en las cuatro áreas. En Matemáticas significan la cuarta parte del grupo, mientras en Historia y en Talleres 14 y 16 por ciento respectivamente. En Ciencias Experimentales este elemento representa sólo tres por ciento del total de criterios para evaluar los aprendizajes.
Evaluación permanente. Implica un seguimiento y un acompañamiento durante todo el proceso de enseñanza, y tiene el propósito de ajustar las actividades e instrumentos utilizados en el proceso educativo al compás particular del estudiante en el curso, para corregir fallas y problemas. Su función principal es ir acomodando las actividades de evaluación a la estrategia didáctica planificada. Integramos aquí también las voces evaluación continua, evaluación formativa. Es el segundo criterio de evaluación con mayor número de referencias en las cuatro áreas, sumando 13 por ciento. Por área, en Matemáticas, con 15 alusiones, ocupa el cuarto lugar de preferencia entre los diez criterios para valorar el aprendizaje; en Experimentales, ocupa el segundo lugar con 49; en Historia, llega al quinto lugar con 10 citas, y en Talleres, al quinto lugar, con 11 menciones.
Retroalimentación. Estrechamente relacionada con el elemento anterior, se trata de una práctica de valoración que se lleva a cabo durante todo el ciclo escolar y en todas las acciones, lo que se comunica de manera constante para que los estudiantes puedan tener información en cualquier momento acerca de cuál es su situación dentro de la actividad, en la secuencia y en el curso. Esta práctica permite establecer un amplio proceso de comunicación con el alumno para informarle de sus aciertos y omisiones, con el fin de crear condiciones para localizar errores, corregir procedimientos, modificar actitudes, dilucidar conocimientos y fortalecer aprendizajes. Con 54 referencias, equivalentes a ocho por ciento del grupo, la retroalimentación se sitúa en quinto lugar (al igual que las actividades individuales), entre los diez criterios de evaluación utilizados por los profesores. Por áreas, tiene mayor importancia en Matemáticas y Talleres, donde representa 19 y 18 por ciento respectivamente, ocupando el segundo lugar de preferencias en ambas áreas. En Historia y Experimentales equivale a cinco y cuatro por ciento respectivamente, ocupando el séptimo y octavo lugar en cuanto al número de referencias.
Autoevaluación. Es un criterio que promueve que el estudiante reflexione sobre su propio proceso de aprendizaje y se refiere a la capacidad de los alumnos para diagnosticar sus alcances y limitaciones respecto a las tareas y los objetivos planificados; supone su participación libre en los procesos de aprendizaje y el reconocimiento por parte del profesor de las aptitudes y habilidades de los alumnos. Tiene un carácter procesual, pues permite al estudiante comunicar la medición de sus propios alcances y limitaciones en cierta etapa del proceso educativo. Sin embargo, es una de las orientaciones de la evaluación menos utilizadas en los casos que nos ocupan, con sólo 32 referencias que equivalen a cinco por ciento del grupo. Donde más importancia tiene es en el área de Talleres, con 12 por ciento, aunque se sitúa en el cuarto lugar de preferencias. En Ciencias Experimentales equivale a cinco por ciento y se ubica en el séptimo lugar. En Matemáticas significa tres por ciento y está en el octavo lugar. En Historia sólo es citado en una ocasión.
Coevaluación. Consiste en una actividad de valoración que se realiza entre pares, es decir, un alumno evalúa a otro, de tal suerte que evaluadores y evaluados alternan su rol constantemente. Este tipo de valoración se efectúa por lo regular junto con las autoevaluaciones. Con sólo nueve referencias, es el criterio de evaluación menos reportado. Donde tiene mayor importancia es en Talleres, representando cuatro por ciento del grupo en el área, aunque en penúltimo lugar en la escala de preferencias. En Matemáticas y Experimentales representa, respectivamente, uno por ciento de las menciones a los criterios evaluación. En Historia no encontramos ninguna referencia.
El criterio de evaluar las Actividades grupales tiene poca importancia en esta área, aunque uno de los profesores destaca al respecto que “como criterio de trabajo colectivo debe establecerse el trabajo de resolución de problemas en el aula”, ya que así se obtienen resultados en cuanto al problema y en cuanto a la manera de resolverlo. También se alude a “la exposición de un tema en el salón para que se establezca una interacción con el grupo”. Algunos toman como criterio la realización de exámenes por equipo, mientras otros prefieren los reportes y los trabajos de investigación en equipo.
En cuanto a las Actividades individuales sólo encontramos dos alusiones. Aquí se afirma que “si dos o tres alumnos no concluyen las actividades que se les asignaron en la clase, éstas se les dejan de tarea, y en la siguiente sesión las reviso de manera individual para identificar las dificultades que cada alumno enfrenta para realizarlas. Si fue todo el grupo el que no concluyó las actividades, entonces en la siguiente sesión les proporciono la explicación necesaria para que continúen realizando tales actividades”.
Respecto a la Participación, un profesor afirma que “la participación del alumno implica realizar los ejercicios en clase y presentar los resultados de tales ejercicios”. Un docente concibe la participación como “un mecanismo para motivar a los alumnos” con el fin de que generen diversos materiales durante el curso; otro más dice que es importante la asistencia a clases y además “no ser pasivos sino productivos”. Según algunos profesores de la misma área la participación consiste en la manifestación del grado de dominio de los aprendizajes adquiridos en varias instancias, como las siguientes: a) en el momento de pasar al pizarrón a realizar ejercicios solicitados por el maestro, y sólo si la participación es correcta, el profesor estampa su firma en la libreta del estudiante, en otras palabras, al profesor le importa el proceso de realización, pero también el resultado; b) al revisar las tareas obligatorias; c) al advertir el “éxito en los juegos didácticos, es decir, la participación tiene un componente lúdico, y d) en las discusiones en clase.
En esta área, la importancia de la participación en clase puede comprenderse si se toma en consideración el valor que le otorgan algunos profesores: con 16 o más participaciones durante el curso, el estudiante exenta el examen con diez de calificación; con 14-15 participaciones, exenta con nueve; con 12-13 participaciones con ocho de calificación. Si no exentaban, el valor de cada participación era de 0.3. Para varios profesores, la participación representa 70% de la calificación. En contraparte, en otros casos, la participación constituye el 10% de las actividades de evaluación. De cualquier forma, para muchos profesores “el trabajo en el aula no consiste solamente en sesiones de pizarrón y realización de ejercicios, sino de intercambio de ideas en el aula, como en las demás academias”.
Se reporta que en el proceso de aprendizaje se observan en las Conductas estudiantiles actitudes tanto negativas como positivas. En cuanto a las primeras, un académico reporta que algunos estudiantes exhiben “prácticas mañosas” para tratar de engañar al profesor y así ocultar su falta de aprendizaje; en su informe se lee lo siguiente: “cuando el alumno tiene problemas con el aprendizaje se distrae fácilmente y hace preguntas con la intención de que el profesor le proporcione las respuestas requeridas y no para aprender cómo se hace; observando estas conductas he logrado detectar a aquellos estudiantes que no estaban asimilando los aprendizajes esperados”. El descubrimiento de actitudes improcedentes en el salón de clases y su posterior corrección muestran que la evaluación formativa tiene un enorme beneficio para los estudiantes, ya que permite revertir in situ las anomalías en el aprendizaje.
Con respecto a las conductas observadas de tipo positivo tenemos las siguientes: a) disciplina (atención a la clase y comportamiento adecuado); b) hábito y gusto por la lectura; c) responsabilidad en las asistencias, entrega de tareas y ejercicios prácticos, y d) interés en los temas de la materia, “para que el estudiante valore, por ejemplo, el alcance de la estadística descriptiva, la probabilidad y la estadística inferencial en sus aplicaciones cotidianas además de sus aplicaciones prácticas en el ámbito académico”. Es importante destacar que algunos profesores en el área hacen un registro de las actitudes y los valores que manifiestan los alumnos en clase.
En el área, debido al reducido número de alumnos, la observación de Procedimientos “se realiza de manera minuciosa y personalizada con la intención de detectar aciertos, dudas y errores de cada estudiante en la realización de ejercicios”. Entre las formas de observar los procedimientos llevados a cabo por los estudiantes, citadas con mayor frecuencia están, en primer lugar, las tareas solicitadas a los alumnos para que el docente identifique las operaciones en las que se cometen errores y, en segundo lugar, la exposición individual o grupal sin repercusión en la calificación final.
Los Productos del aprendizaje evaluados son fundamentalmente problemas y ejercicios prácticos de aritmética, álgebra y trigonometría, que deben resolverse de manera correcta una vez que se han esclarecido dudas y superado errores. En un informe encontramos que un profesor de Estadística y Probabilidad solicita “un reporte de lectura de por lo menos una página de un libro elegido libremente; en el reporte debía anotarse una frase célebre, un dicho popular, un adagio o una máxima, para evaluar en el alumno un cambio positivo de actitud hacia los estudios o su vida personal en general”. En otro caso de la misma materia se pide a los chicos elaborar un trabajo sobre desarrollo gradual. Y, en fin, en algunos casos más también se mencionan los trabajos de investigación y las prácticas en Word.
Aquí se define la Evaluación permanente como una actividad presente en todo el proceso de aprendizaje, o, en palabras de uno de los profesores, “es el seguimiento continuo del desarrollo del proceso educativo, con el fin de identificar los avances y las dificultades de los estudiantes en el logro de los aprendizajes”. Un profesor comenta que la evaluación permanente está incluida en la totalidad de las actividades durante todo el semestre y en todas y cada una de las clases (“en cada sesión se realizaba una pequeña evaluación del desempeño por equipo o individualmente”), en las que, además, se toman en consideración también la observación de aspectos actitudinales (comportamiento), los procedimientos y los trabajos concluidos, es decir, “la participación de los estudiantes, su trabajo en los ejercicios y las actividades propuestas en cada clase, el cumplimiento de sus tareas individuales y por equipo, el orden de su cuaderno, su atención y su buen comportamiento”.
Registramos el reporte de otro profesor que señala lo que hace en la evaluación permanente: “se evalúan todos los trabajos y actividades elaborados por los estudiantes, las actividades realizadas dentro y fuera del salón de clase, así como al término de cada unidad, y cuando se considera necesario, se efectúa un examen con la finalidad de percibir las dificultades que tienen los alumnos tanto en la definición de conceptos como en su aplicación”. Uno de los profesores ilustró la importancia de este tipo de evaluación al señalar que significa “dar seguimiento a una evaluación formativa objetiva”.
Una constante de la Retroalimentación en el área es el seguimiento personal de los alumnos con sesiones para repasar conceptos y para aclarar las dudas que surgieron durante todo el curso. Algunos ejemplos son los siguientes: “a cada estudiante que presentaba problemas de aprendizaje, en cualquiera de las unidades temáticas del curso, le dejé nuevas actividades de investigación y ejercicios prácticos fuera de la clase; los alumnos rezagados en la materia de Cómputo se integraron a grupos de alumnos que sí llevaron computación en secundaria y además se les dieron asesorías en un horario de 13 a 14 horas los martes y jueves; se pidió a los alumnos que mostraron debilidades en el examen diagnóstico que se aplicó al inicio del año escolar que se comprometieran a que, a lo largo de éste, mejorarían sustancialmente las deficiencias mostradas, los alumnos que requerían mayor atención quedaron integrados a equipos de trabajo”.
Otra medida fue la resolución del examen “en forma detallada para reforzar y profundizar los conceptos abordados en el curso anterior; con los estudiantes que tienen rezagos para resolver los problemas, se busca corregirlos en el momento y posteriormente se les dejan tareas específicas para subsanar sus deficiencias”. Un profesor más propone una manera de identificar a los jóvenes que requieren retroalimentación con “circular entre los chicos para escuchar sus comentarios y hacer correcciones”, y la mejor manera de circular entre los estudiantes es cuando trabajan en equipo.
En el área sólo se reportan tres casos relacionados con la Autoevaluación. En el primero se solicita a los alumnos hacer por escrito una autoevaluación de su propio desempeño. En el segundo, se les pide que califiquen las actividades realizadas tomando como referente el libro de Estadística llevado en el curso; de esta manera, el docente precisa que los responsabiliza, “aunque me es difícil controlar la situación para obtener el 100% de participación”. En el tercer caso se indica que se propicia la autoevaluación empleando el cuadro CQA, el cual consiste en que el alumno escriba qué conoce (C), qué quiere conocer (Q) y qué le gustaría aprender (A). Esta actividad permite al alumno llevar un registro de lo que sabe, de lo que va a estudiar (según el programa) y de lo que va aprendiendo. Una tercera estrategia consiste en que los estudiantes lleven el control de sus asistencias, participaciones, tareas, exámenes y trabajos extra clase en una tabla individual. Se ha observado que ésta genera conciencia en los alumnos de su situación académica, ya que comparan su tabla con la de sus compañeros y se dan cuenta de cómo van en la clase, así como de los rezagos y pendientes acumulados.
El único caso que registramos en el área de Coevaluación apunta que “se fomenta la cultura de la coevaluación cuando los alumnos resuelven problemas de manera individual o por equipos colaborativos en el aula”.
El criterio más importante para la evaluación de las Actividades grupales es el trabajo de investigación. La mayoría de los profesores habla de la investigación documental, mientras que otros hablan de “proyecto de investigación”, “informe de investigación”, “diseño de investigación”, “diseño experimental”, “investigación de laboratorio”, “investigación de campo” e “investigación en la vida cotidiana, por ejemplo, la cocina y las funciones del calor”. Sólo un profesor menciona su intervención “para asesorar y orientar a cada equipo para el estudio de los diversos temas que se van a investigar”.
Entre las actividades en equipo realizadas y evaluadas en salones y laboratorios, se menciona la elaboración de trípticos, cuadros comparativos, cuestionarios, diagramas de flujo, gráficas, esquemas, glosarios, líneas de tiempo, mapas conceptuales, mapas semánticos, periódicos murales, videos, ejercicios y conclusiones. Para la evaluación de actividades en equipo extra clase, se pone por delante guías de observación para la realización de reportes de prácticas y visitas al museo y al jardín botánico. En uno de estos casos, se plantea que el reporte de observación se realizó mediante la V de Gowin.[1]
Los corolarios de estas actividades en equipo son las discusiones grupales que se efectúan “sobre los resultados de las investigaciones documentales” para “intercambiar y confrontar ideas concernientes a los temas investigados” y para llegar a conclusiones. Esto permite “reforzar el logro de aprendizajes que se adquirieron de manera individual”. Gracias a estas discusiones los alumnos “adquieren definiciones conceptuales importantes que les servirán para analizar los temas que se estudiarán posteriormente, como los diversos sistemas físicos y su caracterización por medio de las propiedades esenciales del mismo sistema”.
Una profesora resume algo en lo que muchos coinciden, a saber: que “la lectura selectiva y su socialización grupal ofrecen a los estudiantes la oportunidad de debatir, analizar, formular preguntas, exponer y defender dudas, al igual que conocer otros puntos de vista para elaborar sus propias explicaciones, así como forjar la toma de decisiones y emitir juicios de valor en las actividades que se les presentan”.
Aquí es donde se reporta un mayor número de Actividades individuales, referidas en su mayoría a la lectura, al subrayado, a la anotación de palabras clave como pistas para recordar, y a la elaboración de síntesis y resúmenes. La lectura y la escritura individuales son condición necesaria para la discusión grupal; los ejemplos registrados son los resúmenes, las notas de lectura en el cuaderno y la elaboración del árbol genealógico. Varios profesores destacan estas actividades en el trabajo individual de investigación documental, en las revisiones bibliográficas y en la elaboración de fichas de trabajo. Otros hacen referencia a la solución de cuestionarios, guías de estudio, elaboración de líneas del tiempo y esquemas, así como ensayos, biografías, cuadros comparativos y análisis de videos.
Hubo profesores que también aluden a las experiencias de laboratorio en experimentos individuales y a la elaboración de tablas y reportes de las actividades de laboratorio. Distintos profesores destacan los reportes de observación, escritos y orales, de la visita de recintos culturales como el Museo Universum y el Museo de la Comisión Federal de Electricidad, así como reportes de asistencia a conferencias dentro y fuera del plantel. Por último, hay docentes que llevan “un registro de actividades y participaciones individuales, las cuales completan con la revisión de los apuntes en el cuaderno de clases; en esta última se incluye la solución de problemas numéricos en clase y de tarea”.
Para muchos profesores valorar la Participación consiste no sólo en la observación del grado de dominio de los conocimientos adquiridos, sino que también implica considerar circunstancias de trabajo como las siguientes: a) la participación en eventos académicos dentro del plantel y en diferentes planteles; b) la participación fundamentada en la solución de guías de estudio y tareas en equipo; c) la resolución del cuestionario guía; d) la realización de investigaciones como, por ejemplo, la que se hizo sobre la mosca de la fruta; e) la participación en montajes experimentales y prácticas de campo; f) la participación en actividades de lluvia de ideas y mesas redondas; g) la discusión de respuestas a los textos leídos; h) el esclarecimiento de dudas procedimentales o de interpretación cuando se responden o registran datos o información; i) la respuesta a preguntas para monitorear la calidad de las explicaciones de los alumnos, y j) la discusión con los alumnos para valorar los esquemas referenciales del conocimiento. En Biología, por ejemplo, "se evalúa la participación de los alumnos en las sesiones de clase, la entrega de un trabajo y un examen que contestan en equipo llenando un cuadro". En esta área, para algunos académicos, la ponderación de la participación equivale a 25% de la evaluación final y para algunos más 40 por ciento.
En el área se observan, en primer lugar, Conductas que el alumno debe seguir al iniciar y finalizar las prácticas de laboratorio, por ejemplo: una actitud positiva para comunicar en forma oral y escrita sus logros de aprendizaje, limpieza (no tirar basura) y orden. En este mismo sentido, una profesora menciona que, en su laboratorio y en su salón, se observan las conductas de puntualidad, compromiso, uso de la bata para las prácticas y limpieza en el laboratorio. En segundo lugar, también se encontraron observaciones de conductas hacia el aprendizaje: actitud positiva hacia las ciencias y en particular hacia la comprensión de los conceptos físicos. En tercer lugar, se describe la actitud hacia el trabajo científico, que debe incorporar aspectos de calidad, actualidad, sencillez y búsqueda de alternativas. En cuarto lugar, también se observan conductas tales como “colaboración, compromiso, compañerismo y comunicación en el trabajo de equipo y grupal, y una actitud de respeto y comunicación hacia los compañeros y el profesor”. Por último, entre los valores buscados en el área se incluyen también la autoestima de los estudiantes.
También se ponderan las conductas relacionadas con los valores sociales. Por ejemplo, en las materias de Biología se promovió la “adquisición de actitudes y valores que ayuden a los alumnos a integrarse a su sociedad y asumirse como parte de la naturaleza, propiciando una actitud de respeto hacia ella y una ética relacionada con las aplicaciones del conocimiento”. Aunado a lo anterior, también se propician los actos de respeto hacia el trabajo y las ideas de los demás, y el esfuerzo y dedicación de los alumnos en clase y fuera de ella. En un informe se afirma que el profesor pudo observar cambios de conducta graduales. “En un inicio había mucho desinterés y apatía, pero esa situación cambió y los alumnos poco a poco se incorporaron al trabajo en el salón de clase. Se identificaron entonces actitudes de cooperación, interés y tolerancia”. En algún informe se indica que la observación del trabajo cotidiano otorga “una imagen rica de las características personales relativas al trabajo intelectual y algunas ideas sobre otros aspectos de su personalidad". Es importante destacar que, en esta área, el proceso de observación de comportamientos, actitudes y valores de los alumnos se realiza de manera sistemática. Por ejemplo, en los cursos de Psicología es útil, para la integración y el cierre de cada temática tratada, la evaluación de actitudes y valores hacia la investigación y el trabajo colectivo mediante escalas de observación.
En cuanto a la evaluación de los Procedimientos, los aspectos destacados por los profesores en los informes registrados son las siguientes: a) “la capacidad para resolver problemas en los que entra en juego la interpretación de los conceptos, principios científicos y fórmulas”; b) la capacidad de plantear dudas para superar las dificultades en el aprendizaje de los contenidos teóricos (a esto algunos profesores del área le llaman “habilidades de pensamiento”); c) las destrezas para la investigación documental, de campo o de laboratorio (experimental), en las que se ponen en práctica la comprensión de conocimientos teóricos adquiridos para ejecutar tal actividad; d) “la exposición de temas en forma individual o en equipos de trabajo como mecanismo idóneo para alcanzar el aprendizaje del tema en estudio y como mecanismo para valorar la habilidad para la comunicación oral”, y f) la participación en el desarrollo de mesas redondas en el salón de clases.
En relación con lo anterior, encontramos un ejemplo brindado por uno de los profesores: “en las materias de Biología es frecuente que el profesor valore la capacidad de percepción de los estudiantes en las prácticas de laboratorio en lo concerniente a la evolución de los seres vivos. Los docentes hacen esto utilizando listas de registro previamente elaboradas por ellos. Los alumnos tienen que anotar adecuadamente cómo se ha llevado a cabo la evolución de los convergentes vivos analizados en los laboratorios, tales como caracoles o conchas de mar; asimismo, los alumnos deben anotar si se generó una nueva familia o cualquier cambio ocurrido durante el tiempo de la práctica. Por otro lado, “se evalúa el proceso de descripción de los rasgos evolutivos de los convergentes vivos, los cambios de los fósiles resguardados a lo largo del tiempo y el número de sectores de oscilación, con el fin de dilucidar dónde se ubica la tendencia evolutiva y las mutaciones. Con el estudio de las plantas se sigue el mismo procedimiento”.
En esta área se reporta la evaluación de una mayor variedad de Productos que permiten evidenciar la comprensión de ciertos conocimientos del programa. Entre las actividades concluidas encontramos las siguientes: a) dibujos, ejercicios de observación, descripción y categorización de convergentes vivos, así como mapas conceptuales y mentales para cada capítulo del libro leído por los alumnos; b) glosarios; c) esquemas y resúmenes; d) actividades experimentales concluidas (prácticas de laboratorio) y actividades lúdicas, y e) informes de investigación documental, de campo o de laboratorio.
Aquí los profesores describen ampliamente la Evaluación permanente. En primer lugar, se afirma que comprende todo tipo de aprendizajes, desde la “adquisición de conocimientos, el desarrollo de habilidades y destrezas, así como los cambios actitudinales”. Otro profesor plantea que “la evaluación es continua y se centra en la fase de desarrollo, en la cual pueden observarse los aprendizajes conceptuales, procedimentales y actitudinales que el alumno ha desarrollado; en ella, evaluar los aprendizajes significa conocer la relación entre las finalidades educativas, las actividades desarrolladas y los resultados del proceso”. En segundo lugar, la evaluación permanente se refiere a la diferenciación de las fases del proceso de aprendizaje, desde las nociones hasta la asimilación de los conocimientos, de lo cual se infiere que en esta área la evaluación permanente es más completa. Al respecto se advierte en un informe: “un interés recurrente es que la evaluación de los aprendizajes de los alumnos sea global, es decir, que abarque tanto la formación como la información”. En tercer lugar, los profesores la ubican en el centro de gravedad, es decir, en que el alumno “puede saber en cualquier momento cómo va y qué hay que corregir”.
En lo concerniente a esto último, encontramos las siguientes afirmaciones. a) “la evaluación será continua a lo largo de cada curso, lo que permitirá hacer ajustes sobre la marcha; cada actividad tendrá un porcentaje que se asignará junto con los alumnos para la evaluación final”; b) “la evaluación sirve para descubrir obstáculos que se presentan en el desarrollo de habilidades y conocimientos, además de que orienta las actividades utilizadas para suplir las carencias”; c) “la evaluación fue continua y permitió advertir si los alumnos iban logrando los aprendizajes esperados a partir de las actividades propuestas en las diferentes fases, lo cual permitió detectar la necesidad de modificar algunas y emplear más tiempo en su análisis para lograr los aprendizajes”, y d) “la evaluación permanente del aprendizaje permitió conocer los avances de cada alumno, fomentando la retroalimentación así como la autorregulación de los alumnos sobre su propio aprendizaje”.
En resumen, la evaluación permanente “abarca todos los temas estudiados en el programa”, es decir, cubre la totalidad del programa de estudio. El tiempo de esta evaluación permanente es “clase tras clase, desde el cumplimiento de tareas y la resolución de problemas y ejercicios de investigación; con ello se espera que en cada sesión o clase se logre evaluar no sólo a cada integrante del equipo sino al equipo mismo”; por último, la evaluación permanente “fue constante, pues en cada clase los alumnos resolvieron los problemas y ejercicios que el profesor revisó”.
Según lo reportan, los docentes tienen claro que la Retroalimentación es comunicación profesor-alumno merced a una atención personalizada. En los reportes de los profesores surgen las ventajas que brinda la retroalimentación profesor-alumno: a) “permite la autorregulación de los alumnos sobre su propio aprendizaje”; b) sirve para mostrar “indicadores de progreso de acuerdo con los niveles logrados y con la reflexión sobre las dificultades que se fueron presentando”, y c) lleva a “la comparación de las nuevas ideas de los alumnos con sus ideas previas”, es decir, llega a ser un complemento natural de la evaluación diagnóstica.
En esta área, se señalan las siguientes actividades posibles de retroalimentación a partir de discutir los resultados con el grupo escolar: participaciones en clase (habilidad para la comunicación oral); tareas (hábitos de estudio y responsabilidad en la entrega de trabajos); trabajos e investigaciones (habilidad para la comunicación escrita); cuestionarios y exámenes tanto orales como escritos (interpretación de conceptos y fórmulas y habilidad para resolver problemas)”, y participación en exposiciones, debates y discusiones. Uno de los profesores indica que “se discutieron los resultados y datos, así como los pormenores ligados a las exposiciones de los trabajos, del guion de observación de videos y de los reportes de conferencias”.
La mayor parte de las prácticas de Autoevaluación se reportan en esta área. En uno de ellos se usa la tabla CQA (que conozco acerca del tema, que quiero aprender, qué aprendí); en otro, el profesor solicita a los alumnos que evaluaran sus aprendizajes y analizaran la relación que éstos tienen con los propósitos programados, y, en fin, en diferente ejemplo, el académico les pidió que dijeran frente al grupo cuál fue la nota que obtuvieron.
Una profesora solicita a los alumnos “que lleven un registro de las actividades realizadas: investigaciones, tareas y participaciones; este registro permite a los chicos tener conciencia de sus propios avances dentro del proceso de enseñanza aprendizaje y percatarse de que la evaluación va más allá de la obtención de un valor numérico expresado en la calificación”. Otra profesora recuerda que “Maturana afirma que la autoevaluación ayuda a los alumnos a evaluar no sólo sus propios aprendizajes sino también la ejecución de las tareas que propone el docente”.
Hay otros casos que revisten un interés particular. Un profesor afirma que “se propicia mucho el aprendizaje cuando se solicita al alumno que describa el logro personal que alcanza en la realización de cada trabajo, su creatividad y esfuerzo, los conocimientos adquiridos y su destreza con las herramientas de cómputo, lo mismo que sus actitudes y valores”. Otro docente informa que utiliza la “Escala de Estrategias de Aprendizaje Contextualizado”, fundamentada en el cognitivismo, y que “tiene como propósito, entre otros aspectos, invitar al alumno a reflexionar sobre las siguientes preguntas: ¿cómo estudias?, ¿cómo puedes aprender más y mejor? y ¿qué dificultades tienes cuando estudias?” Un profesor en particular, al final del curso, invita a sus alumnos a sumar todas sus calificaciones y determinar su promedio, y concluyó al respecto: “de esta manera ellos se hacen conscientes de su desempeño; los exámenes se utilizan sólo para facilitar la reflexión acerca de su aprovechamiento y su grado de compromiso”.
Finalmente, en cuanto a la Coevaluación, un profesor afirma que promueve diversas actividades (sin especificar cuáles) para “motivar a los alumnos a participar en la evaluación de sus propios compañeros; esto ha permitido que los alumnos vayan cambiando su actitud y participando en las actividades, y su desempeño fue mejorando notablemente”. Otro profesor afirmó que la coevaluación “ha permitido retroalimentar a los integrantes del grupo”.
Se habla de evaluación de las Actividades grupales refiriéndose a las exposiciones temáticas y los exámenes colectivos sobre los contenidos de los programas del tronco común; sólo en un caso el trabajo de investigación se considera el criterio principal de evaluación grupal. En la materia de Geografía se toma como objetivo la elaboración de un levantamiento topográfico, la deducción de coordenadas del plantel y el desarrollo de una serie de mapas a partir del análisis de cuadros de información. Otras actividades de evaluación grupal reportadas son la elaboración de una línea del tiempo, un árbol genealógico, un cuadro de doble entrada y de rejillas; también se reportaron las actividades de exposición, debate y conclusiones o preguntas grupales, así como la evaluación en plenaria de los aprendizajes obtenidos en la sesión o en la secuencia de la unidad o el tema.
En cuanto a las Actividades individuales, algo que se remarca en esta área es que la lectura individual es condición de la actividad grupal, por lo que la evaluación toma en cuenta los controles de lectura y los resúmenes en el cuaderno escolar. En los informes de esta área hay quienes “asignan la realización de exposiciones individuales, en las que los alumnos tienen que usar materiales audiovisuales y equipo de cómputo, así como también grabar la presentación en un CD para el grupo”. También en esta área se solicitan reportes individuales de investigación, de visitas a museos, así como la elaboración individual de mapas. Uno de los profesores afirma que da mucha importancia “al desempeño de cada estudiante en el trabajo en equipo, pues las actividades individuales que realizan son de investigación, análisis y organización de la información para exponer un tema específico”.
En el área la Participación se define como todas las actividades en clase: desde cualquier tipo de comentario hasta la autoevaluación de los estudiantes en sus tareas y otras actividades en clase, además de que se valora la participación oral y escrita en su modalidad individual y grupal. Si bien no hay referencia a ningún procedimiento específico de observación de la participación (como una rúbrica o una escala), sí se encuentran menciones relativas al registro de las colaboraciones orales y escritas de los estudiantes, y con los resultados de los ejercicios desarrollados.
Uno de los procedimientos reportados por los profesores son las discusiones que se desarrollan en el aula, “en una tabla de observación se marcan los ejes de la discusión, tales como tipos de acontecimientos históricos, periodo histórico, causas del acontecimiento, análisis de los dirigentes, si hubo o no enfrentamientos armados sobresalientes, los tratados firmados y las consecuencias sociales, económicas y políticas. Estos elementos se emplean a su vez para realizar cuadros sinópticos en el salón de clase”.
Los Productos de los que se informa que se evalúan son: a) cuestionarios hechos en clase y otros trabajos escritos; b) cuadros sinópticos de lecturas en los que se anotan periodo, causas, dirigentes, enfrentamientos armados sobresalientes, tratados firmados y consecuencias de los hechos históricos; c) reseñas de obras de teatro; d) reflexiones escritas, actividad muy valorada en Historia; e) collages, y f) elaboración de mapas históricos.
En cuanto a la Evaluación permanente un profesor dice que es “permanente porque se efectúa todo el tiempo que dura el curso”. Pero además se concibe como global y sistemática: “En concreto, una evaluación global se considera continua y sistemática cuando se tomaron en cuenta por igual los diferentes rubros del proceso enseñanza-aprendizaje”. Otro profesor la equipara con todo el proceso de evaluación y la define de esta manera: “Evaluación inicial, continua y final”. Sin embargo, uno de los docentes formula una concepción diferente: "La evaluación permanente de los aprendizajes debe hacerse por medio de la elaboración de mapas conceptuales”.
La Retroalimentación se concibe como el seguimiento personal y el seguimiento del trabajo grupal. En algunos reportes se expone que se actuó de “manera directa con los alumnos, evaluando la evolución de sus trabajos, señalando las virtudes y los defectos y procediendo a la retroalimentación analítica de lo trabajado”. Otra profesora afirmó que “al finalizar el semestre se comparan sus evaluaciones individuales con las registradas por mí”. Como ejemplo de las actividades sujetas a retroalimentación en clase, un profesor del área se refirió a las réplicas sobre el glosario, el periódico mural, un mapa mental y la entrega del dossier.
El único caso del área en el que se hace referencia a la Autoevaluación dice que con ella: “los alumnos reflexionan sobre su desempeño individual; a esta tarea le asigno 35% de la evaluación del curso”.
Respecto a las Actividades grupales, el primer criterio que se destaca es el trabajo de investigación y las menciones al respecto hablan de “proyecto de investigación” y “diseño de investigación”, por una parte, y de elaborar un “informe de investigación” o un trabajo monográfico, por la otra. La evaluación, explica un profesor, “es para verificar si cada equipo va adquiriendo la noción de lo que es un modelo genérico del proceso de investigación”. En unos reportes más, “se solicita elaborar una reflexión escrita sobre la comunicación verbal y la comunicación no verbal para evaluar el aprendizaje cooperativo que los alumnos adquieren en las tareas emprendidas”. Hubo un caso en que se informó de los criterios utilizados para evaluar la producción escrita, a saber: coherencia, cohesión y adecuación, así como la disposición espacial. Las actividades específicas en este sentido consisten en la elaboración de reportes y cuestionarios, en el análisis de textos y la elaboración de historietas, en la redacción de “calaveras literarias”, la construcción de cuadros organizativos y comparativos, y en el acopio y registro de información para ser expuesto en grupo. También vemos criterios para evaluar la exposición por equipo: el tono, el volumen, el ritmo y el contexto.
En otro ejemplo el docente explica que “la participación más común es la expresión oral individual espontánea; si el alumno tiene dificultades para expresarse, se busca al estudiante cuando esté en una mesa de trabajo y se le nombra vocero de la mesa. De esta manera, el alumno no expresará lo que ha pensado individualmente, sino las ideas que sus compañeros de mesa han formulado. El ser vocero permite a ese alumno tener mayor seguridad en lo que dice”. Un caso más señala como criterio de evaluación “las tareas que se realizan, en el plano teórico y práctico, para elaborar un producto radiofónico o impreso, o un cortometraje. Estos trabajos implican hacer uso de las tecnologías, destacando aspectos culturales, educativos y de entretenimiento”.
En cuanto a las Actividades individuales las más reportadas son los trabajos escritos, muchos de ellos en la libreta de clase donde se realizan síntesis y reseñas de lecturas. En uno de los reportes se dice que los alumnos procesan su participación. el trabajo de lectura y escritura para la elaboración de “textos icónicos verbales que contengan antecedentes, desarrollo y conclusión”.
Para algunos de los docentes la Participación significa la contribución de los estudiantes a las distintas etapas del trabajo necesario para lograr los objetivos del curso. En un informe se dice que representa “todo el proceso del trabajo, desde la participación en la presentación del maestro, la participación en equipo para realizar el análisis del texto, hasta la presentación tanto escrita como oral del producto de análisis del texto publicitario”. Para otra la participación se realiza a) en el momento de presentar sus trabajos; b) en el desarrollo de la lluvia de ideas y lectura en voz alta, y c) en el trabajo en el taller y en los proyectos de recreación literaria. Algún profesor afirma que, para “mejorar en cantidad y calidad las participaciones”, es necesario establecer con los alumnos un compromiso tácito.
Respecto a la evaluación de las Conductas los profesores registran actitudes hacia el trabajo cotidiano, por ejemplo, el interés en mejorar en caso de haber realizado trabajos deficientes. Se pondera la asistencia, puntualidad, actitud y disposición hacia el trabajo en clase y en actividades extraescolares. En esta área también se resaltan valores sociales: por un lado, una conducta tolerante y respetuosa ante el grupo y la sociedad, y, por otro, provocar, despertar y fomentar actividades comunicativo-receptivas, como el aprendizaje esencial dentro y fuera del espacio escolar, es decir, “una comunicación para la vida”.
En el área únicamente se reportan dos tipos de acciones en lo referente a la evaluación de Procedimientos, y son las exposiciones individuales y grupales, y la elaboración de ejercicios de redacción y ortografía.
Los Productos sujetos a evaluación reportados son, en primer lugar, los textos escritos que, a su vez, son producto de lecturas y reflexiones. Un ejemplo de esos trabajos escritos son las reseñas de obras de teatro y la elaboración de reseñas de textos literarios, fichas y cuestionarios. Los profesores del área de Talleres también toman en cuenta en la evaluación productos como el análisis de imágenes, la elaboración de un video, una revista y otros medios, como una página web o una revista electrónica.
También se habla de Evaluación permanente al ejecutarla “antes, durante y después de las lecturas”. Se dice igualmente que tiene como objetivo ajustar las actividades a la estrategia didáctica planificada, pues se lleva a cabo durante “el desarrollo y la ejecución de todos los pasos que se incluyen dentro de las estrategias didácticas, las cuales se traducen al término del curso en resultados favorables”. En otro informe se afirma que “la evaluación consiste en una revisión continua del desarrollo de la actividad por parte de la profesora, así como la entrega y valoración de productos finales, que se toman en consideración para otorgar la nota definitiva de cada alumno”.
Un profesor expone que en su planeación didáctica "la evaluación se realiza durante todas las clases; se revisan los trabajos de investigación individuales y en equipo, se realizan controles de lectura de cada una de las novelas leídas; se califican las estrategias de las dos unidades; se evalúan las exposiciones en equipo de la novela seleccionada, y se entrega un trabajo de análisis de cada unidad". En esta área se menciona un aspecto soslayado en otras áreas: “que la evaluación permanente se hace a la vista de todos los alumnos para evitar inconformidades” y, en fin, en la materia Taller de Expresión Gráfica, la evaluación permanente “pretende lograr una modificación de conducta tanto del profesor como de los alumnos”.
Se destaca el seguimiento personal como mecanismo de Retroalimentación del trabajo cotidiano; en uno de los reportes se observa que “recibir atención personalizada es una sorpresa para los chavales; en todos los casos en que los alumnos estaban realmente dispuestos a aprender, esta primera entrevista tuvo un efecto inmejorable”. También se indica que, al mismo tiempo, la retroalimentación se hace de manera grupal, considerando las particularidades de cada grupo: “en términos generales los cursos se retroalimentan con base en la realidad de cada grupo”. En otro reporte se afirma que la retroalimentación se lleva a cabo inmediatamente después de revisar cada una de las tareas que sus alumnos le entregan. Asimismo, un profesor afirma que los estudiantes “al final de cada unidad realizan una reflexión en voz alta sobre cada trabajo elaborado y apuntan las dificultades que tuvieron para realizarlo, así como los aprendizajes logrados”.
Otro profesor indica que “revisa los trabajos de los alumnos, hace las sugerencias y correcciones pertinentes, y el alumno los corrige y los vuelve a presentar”. En diferentes palabras, se trata aquí de una revisión de los textos elaborados por los alumnos y la corrección sobre la marcha, es decir, el alumno vuelve a escribirlos (reescritura), o, como dice el docente, la retroalimentación “se hizo con base en la presentación de los trabajos que yo corregí y que ellos pasaron en limpio. Para una profesora la retroalimentación consistió “en la insistencia en que mejoraran sus trabajos”, lo cual significa incrementar la calidad del trabajo, mostrar mayor originalidad y limpieza en su presentación.
Por otra parte, “la estrategia consistió en convertir cada revisión grupal de los cuadernos y de los exámenes que resolvían los chicos en oportunidades para que ellos examinaran y corrigieran de nuevo sus errores (prácticas que ellos suelen eludir)”. Este docente comentó que, para estimularlos, los animó en determinadas ocasiones para que elaboraran una nueva presentación de un trabajo, un ejercicio o un examen. Posteriormente, esto se produjo por iniciativa de ellos, lo que también les otorgó el beneficio de una mejor calificación con base en un esfuerzo adicional”.
En esta área es en la más importancia se da a la Autoevaluación. Así, una profesora afirma que “promueve este trabajo por medio de la evaluación formativa, utilizando listas de cotejo y solicitando a los alumnos responder a las siguientes preguntas: ¿qué aprendí?, ¿cómo aprendí? y ¿para qué aprendí?” Otro docente dice que solicita a los alumnos “elaborar una carta de reflexión sobre lo aprendido”. También hay quien “invita a los alumnos a participar en la evaluación retomando los porcentajes asignados en cada una de las unidades que integran el curso”.
En un caso más no se hace referencia propiamente al trabajo de autoevaluación sino a los resultados de la misma, y se plantea que “tomando en cuenta las inquietudes de los alumnos, el profesor elabora estrategias de enseñanza lúdicas, interactivas y significativas”. Otros reportes se refieren a la autoevaluación con comentarios muy generales, por ejemplo, que la docente “propicia actividades que permiten a los alumnos articular los aprendizajes de cada una de las unidades”, o que “destaca la importancia de valorar las habilidades metacognitivas para que los alumnos reflexionen sobre lo que aprendieron”.
Sobre la Coevaluación una profesora observa que el trabajo de coevaluación se propicia al “solicitar a los alumnos que intercambien sus tareas para identificar errores”. Otros profesores señalan que “la coevaluación sirve como un complemento a la evaluación”.