Publicaciones sobre la experiencia docente del CCH

El ayer y el hoy del Colegio
Nuevos Cuadernos del Colegio Número 1


Fecha: 2013-08-19
Área: Talleres
Materia: Latín I y II
Temática: Práctica docente cotidiana
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Autor(es)
Vicente Ballesteros Linares
Raúl Castellanos Magdaleno

Palabras clave: experiencia docente, escritura, gramática.

 Nota de la Redacción

El texto del Profesor Raúl Castellanos, del Área de Talleres del Plantel Naucalpan nos fue entregado, como parte de su testimonio, por el Profesor Vicente Ballesteros. Raúl, tras una larga colaboración iluminada por su cultura amplísima y su sonriente modestia, ya jubilado, nos dejó en la primavera de este año de 2013.

Publicar su testimonio significa que la voz de un profesor, su amor al servicio de los alumnos, pasa a “aqueste lado en la ribera”, incluso después de su desaparición de este orden.

Quizá el acercamiento más certero y generoso, será decir que lo mismo sucede con los griegos y latinos, que siguen murmurando sabiduría, sonrisas y palabras cargadas de sentido sobre el hombre.

JBL, 08.2013.

 

El ayer y el hoy del Colegio

En mayo del presente año, me fue entregado (creo que a todos los profesores) un documento titulado “Propuesta de la Comisión Especial Examinadora a partir del análisis del Documento Base para la Actualización del Plan de Estudios. Documentos para la discusión de la comunidad del CCH[1].

Además de los nombres que están expresados en las páginas 6 y 7 de dicho documento, desde los primeros apartados me di cuenta de que sus elaboradores eran profesores con muchos años en la Institución, pues todo lo que describían pertenecía a los alumnos que tuvimos en las primeras épocas del Colegio. Para muestra basta lo siguiente: “En el Colegio se reconoce que la educación del estudiante tiene una doble finalidad: personal y social. Ambas orientadas al desarrollo armónico del alumno y al mejoramiento de la sociedad en la que se desenvuelve”.[2]Aprender a aprender va más allá del aprender a conocer y se manifiesta de distintas formas, una de ellas se presenta cuando el alumno es consciente tanto del proceso que lo llevó a formular un nuevo conocimiento, como de la manera en que se vincula éste con otros conocimientos…”[3] “Conceptualizamos el aprendizaje como la disposición para pensar y actuar con flexibilidad a partir de lo que se sabe; es la capacidad para transferir un conocimiento o una habilidad a un contexto nuevo o diferente del que originalmente se adquirió o aprendió (Perkins, 1999).”[4]

Me pude dar cuenta de que lo que describían los profesores, era un estudiante del pasado. ¿Cómo es ahora? En primer lugar, debo decir que sigue siendo sumamente inteligente (he de decir que imparto mi materia en el turno vespertino, pero nunca he creído que el Colegio se divide en turno matutino y turno vespertino), también deseoso de que con el ejemplo lo enseñemos a aprender, a hacer y a ser. Sin embargo, creo que la última palabra la tienen los profesores jóvenes, ellos son los que deberían describir al estudiante actual, pues muchos de ellos (de los profesores) han salido de filas que ya han estado en contacto con las TIC; luego, son sólo ellos los que podrían describir al estudiante actual.

No podemos vivir en el pasado, si bien la experiencia de tantos años no debe quedar en el olvido, pues nunca hemos dejado de estudiar[5]. En fin, podemos decir que nunca hemos dejado de prepararnos, pero también es conveniente comentar que nosotros no “nacimos con una computadora en las manos”, sabemos utilizarla, seguramente más unos que otros, pero insisto, “no nacimos con una computadora en las manos”. Con lo anterior, quiero decir que los actuales maestros (y nosotros “los viejecitos” también) deben enseñar a los alumnos a discriminar las fuentes confiables de las que no lo son, a discriminar la información que está en la Red, para que así puedan seleccionar la correcta y después utilizarla para los fines que ellos crean convenientes (para sus estudios o para su vida social).

Basta de utilizar los medios modernos sólo para hacer y hacerse daño: jugar, oír música, tomar fotos (y subirlas a la Red), etc. Los maestros no debemos asustarnos de que tal o cual alumno (o muchos de ellos) lleguen al salón de clases con su celular. Creo que es una herramienta no sólo del presente, sino que en el futuro y gracias a la tecnología, tal vez supere las expectativas que actualmente tenemos.

Pero cuidado, el aprender a ser debe estar por encima de cualquier conocimiento, por más actual que éste sea, pues de otra manera tendremos que esperar lo que ya está pasando en muchos de los países que se denominan (o denominamos) del primer mundo: el número de suicidios está creciendo, el tener un hijo está de pensarse (en dichos países). Afortunadamente, entre 100 países y de 1984 a 2012 estamos colocados en el lugar 78[6], en lo que a suicidios se refiere. Tomé de Internet el siguiente título, por ser mucho pero mucho muy explicativo: “Los países más felices registran las mayores tasas de suicidios”[7]. Lo anterior creo que sucede porque se olvidaron del principio básico: se está trabajando con seres humanos, no con robots.

“La idea de muerte puede surgir por muchos motivos diferentes”[8]: una de las causas que enumeran en el artículo consultado, es: “Como expresión de pensamientos acerca de la inutilidad de la existencia y el vacío”[9]; otro factor que está influyendo es el de la competencia, pues se educa a los mejores, no a todos, y los que no son considerados los mejores, tienden a deprimirse (y luego a suicidarse, si esto está acompañado del primer factor que señalé: “Como expresión de pensamientos acerca de la inutilidad de la existencia y el vacío”). De ahí que, si bien los alumnos deben conocer la utilidad de las nuevas tecnologías (TIC), también es necesario educarlos en el deber ser, pues el hecho de que sean, es sumamente importante (que sean buenos individuos, respetuosos de los demás y por lo tanto de la sociedad en la que viven, y eso sólo lo lograremos, si enseñamos valores tales como la honestidad; el respeto a sí mismos, a los demás y a la naturaleza; el respeto a la ley, entre otros).

Otro factor sumamente importante que deben conocer los “nuevos” maestros, son las discusiones que se daban en el pasado, pues éstas los pueden orientar y tal vez hacer cambiar. Por eso, y en relación con el Área de Talleres, considero que debo incluir la reflexión que en su momento hizo el profesor Raúl Castellanos Magdaleno (que en paz descanse) y es la siguiente (está relacionada con la enseñanza de la gramática en el Taller de Redacción, cuando el TLRIID no existía):

  

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

PLANTEL NAUCALPAN DEL COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES

 

ALGUNAS NOTAS SOBRE EL CARÁCTER DE LA GRAMÁTICA Y SU FUNCIÓN EN EL TALLER DE REDACCIÓN

 

Por el profesor Raúl Castellanos Magdaleno

Plantel Naucalpan

Febrero de 1984

Introducción:

De un tiempo acá, los estudios lingüísticos han cobrado una importancia que no habían conocido en siglos anteriores. Desde el momento en que se les reconoció un status científico, su participación en el desarrollo de algunas disciplinas fue cada vez mayor.

En el ámbito educativo, específicamente en la enseñanza de la redacción, la utilidad de la teoría científica ha recibido serios cuestionamientos y en algunos casos ―nuestros talleres de redacción, por ejemplo― ha dividido las opiniones de manera que no se vislumbra por el momento la posibilidad de un reconocimiento más o menos sensible.

Particularmente la gramática no sólo ha sido cuestionada, sino impugnada y hasta repudiada en algunos círculos radicales que la tachan de obsoleta, inoperante y estéril. Esta actitud contrasta con la posición de fidelidad y ortodoxia que presenta otro sector de usuarios que se mantiene en la línea del purismo, en el “culto” a la norma culta, en la preservación y sacralización de la lengua literaria erigiéndola en paradigma y arquetipo.

Evidentemente, ante esta polarización, deviene un problema grave que afecta directamente el Taller de Redacción en lo que toca a objetivos, contenidos y actividades de aprendizaje.

Este problema puede enunciarse más o menos abriendo las siguientes interrogantes:

  • ¿Vale la pena que nuestros alumnos estudien gramática?
  • ¿Qué utilidad práctica puede dejarles este estudio?
  • ¿La gramática de veras puede enseñarles a escribir?
  • ¿Es legítimo que los conocimientos gramaticales ocupen el primer plano de atención en el Taller de Redacción?

Todas estas preguntas apuntan al problema central: ¿Se puede aprender a redactar estudiando gramática?

En torno a este bloque de preguntas, se me ocurren algunas ideas no tanto como respuestas categóricas, sino como simples acotaciones que quizá puedan contribuir a orientar las opiniones que se generen en esta mesa de trabajo.

Expongo, pues, a continuación algunas reflexiones con el único interés de buscar el sitio que a mi juicio le corresponde a la gramática en el campo de la redacción.

                              La gramática tradicional está desacreditada.

Las razones de este descrédito son múltiples. Señalo las más obvias:

  • Está basada en una concepción preceptista; es decir, se empeña en que el usuario domine la lengua a base de la memorización y aplicación de una serie de normas que, a fin de cuentas, resultan improductivas.
  • Pretende enseñar la expresión correcta, entendida ésta como un calco de la norma culta. Identifica esta norma con el buen hablar; de este modo la privilegia y la antepone a la lengua común; es decir, la sobrevalora y, en esa medida, desdeña el habla coloquial.
  • Trata de preservar en su pureza la lengua literaria y la propone como modelo de corrección. Esta actitud no deja de ser contradictoria, ya que las expresiones se consideran literarias, cuando constituyen una desviación, una excepción de la regla gramatical.

Por otra parte, la gramática normativa tiene a su favor algunos elementos que se pueden rescatar y aplicar a la enseñanza moderna de la lengua:

  •  Su sentido práctico
  •  Su intención pedagógica
  •  Su enfoque sincrónico de la lengua

En resumen, podemos pensar que, en buena medida, el rechazo a la gramática normativa se debe a la forma aberrante en que ha sido enseñada, y que, sin embargo, su carácter formativo podría valerle un lugar en el Taller de Redacción.

     1. La gramática actual ha evolucionado de una manera sorprendente.

Ha sufrido cambios radicales en muchos aspectos. A partir de Saussure adquirió el rango de estudio científico, al desligarse de la preocupación docente para ocuparse de la descripción de las estructuras de la lengua y la clasificación de sus unidades. Este viraje ha hecho pensar a muchos que la gramática estructural ganó como ciencia, pero perdió un terreno considerable en lo pedagógico. En este sentido, puede decirse más o menos lo mismo de la gramática generativa; es decir, se cree tener el convencimiento de que ambas gramáticas son admirables, en tanto que construcciones abstractas, pero difícilmente se les reconoce una funcionalidad real en la adquisición de habilidades lingüísticas.

De cualquier manera, la gramática está ahí respaldando el acto comunicativo. ¿En qué medida es realmente aprovechable el material que ofrece? Creo que en última instancia sólo el hablante puede saberlo en el momento mismo de producir su discurso.

     2. La gramática no enseña a escribir.

La enseñanza de la escritura no entra en el campo de estudios de la gramática. Esta es una ciencia formal y no tiene entre sus presupuestos teóricos una tarea semejante.

Esto no quiere decir, sin embargo, que los estudios gramaticales sean estériles. Provisionalmente pueden señalarse algunas aportaciones a la formación de los alumnos:

  • Indirectamente, la gramática puede ayudar a mejorar la redacción.
  • En tanto reflexión teórica, la gramática provee al alumno de un conocimiento general del proceso de la lengua y lo sitúa en una posición privilegiada que le permite tener una visión panorámica del hecho comunicativo. Esta visión no le da el dominio de la lengua, pero sí lo orienta en el uso práctico que hace de ella; lo ayuda a organizar lo que ya posee en la práctica.
  • “La gramática ―dice Manuel Seco― no enseña a hablar; enseña a reflexionar sobre el hablar y por tanto indirectamente puede ayudar a hablar mejor… Viene a ser como el plano de una ciudad; no nos lleva de la mano a través de sus calles, pero nos dice cómo está trazada y dónde se encuentra cada edificio”.
  • La teoría gramatical potencia las facultades de comunicación del hablante. Digamos que las fertiliza, al dotar a éste de un conocimiento en profundidad de las estructuras de la lengua.
  • La gramática puede ayudar a cualificar el discurso. Concediendo que el conocimiento gramatical no es un factor determinante en la producción del discurso ―ya que éste es un signo que está sometido a presiones sociales, ideológicas y de todo tipo― hay bases para pensar que puede por lo menos cualificarlo; es decir, cabe esperar que el emisor, conociendo los mecanismos interiores de la lengua, las funciones y aplicaciones estilísticas de sus elementos pueda hacerla rendir al máximo para producir discursos coherentes, plenos de sentido, mediante una práctica lingüística consciente y no meramente intuitiva.
  •  La gramática favorece la organización y el desarrollo del pensamiento.

Si lo fundamental en el Taller de Redacción es que los alumnos produzcan textos coherentes, textos que reflejen ideas claras, ordenadas y expresadas con propiedad, debemos aceptar que la coherencia no sólo es un rasgo esencial del contenido, sino también de la expresión. Tener conceptos claros no es suficiente, hace falta habilidad para seleccionar las palabras adecuadas y organizarlas en enunciados, de manera que formalicen a plenitud el pensamiento que denotan. Con demasiada frecuencia observamos que nuestros alumnos, aun teniendo la idea clara de lo que quieren decir, enturbian sus escritos por el empleo de palabras equívocas o de una sintaxis enrevesada.

Las palabras, pues, tienen mucho que ver con la génesis del pensamiento y con el ordenamiento lógico del texto, ya que, según Rafael Seco, “no se limitan a ser vehículos de ideas, sirven también para configurarlas, estructurarlas, para darles existencia. Los pensamientos y los estados de ánimo son siempre algo vago e inconcreto, si no se traducen en palabras”.

Formalizar, objetivar los conceptos tal vez no requiera de conocimientos especiales de gramática. En rigor no los requiere. Pero fallas elementales de redacción como las anfibologías, los anacolutos, las imprecisiones, las repeticiones inútiles, la monotonía, la pobreza lexical, la construcción oracional descuadrada dan al traste con el contenido más brillante. Estos errores tienen en su base el desconocimiento y abandono de la gramática.

Una gramática práctica ayuda a que los alumnos puedan transformar las estructuras lógicas en estructuras sintácticas.

Esta labor de transformar los contenidos mentales y emocionales en material transmisible acaso sea lo más difícil de lograr, ya que constituye la esencia misma de la redacción.

El lenguaje tiene su propia lógica que no se corresponde necesariamente con la del pensamiento. Adecuar estos dos materiales tan disímbolos no es cosa fácil. Para conseguirlo se hace indispensable tener una doble capacidad de construcción: mental y sintáctica, es decir, aparte de una inteligencia media y una lectura abundante es necesario tener automatizados los procedimientos gramaticales básicos.

La gramática natural que aprendimos por contagio y que practicamos automáticamente no siempre nos ayuda a resolver este problema. El lenguaje es complejo por naturaleza y para poseerlo realmente, para domesticarlo, necesitamos conocer sus estructuras, sus comportamientos, sus variaciones, sus veleidades; necesitamos estudiarlo metódicamente, abordarlo sistemáticamente para estar en posición de explotar sus potencialidades expresivas y comunicativas.

Después de este larguísimo razonamiento, me gustaría exponer algunas conclusiones sobre la función que a mi juicio desempeña la gramática en el Taller de Redacción.

  • El objetivo principal en el Taller de Redacción es lograr que los alumnos produzcan textos coherentes.
  • La forma más directa y confiable de alcanzar este objetivo es, me parece, la práctica. Hacer que nuestros alumnos escriban y vuelvan a escribir hasta que consigan un dominio más o menos suficiente de la lengua.
  • Ahora, este ejercicio permanente de la lengua puede convertirse en una práctica ciega, en una actividad empobrecedora, si no está apuntalado por una lectura abundante y atenta que sirva de estímulo, de fermento, y por un conocimiento profundo de la lengua que le sirva de guía y de instrumento.
  • De esta manera encontramos que los estudios gramaticales son especialmente importantes en el Taller de Redacción, a condición de que se aborden siempre en función del objetivo principal, que es la adquisición del lenguaje. La gramática es, pues, un instrumento, no un objetivo en el Taller de Redacción.
  • La gramática de ninguna manera debe ser una serie de especulaciones o de datos eruditos que conviertan a los estudiantes en meros receptáculos. Por el contrario, cada noción gramatical debe tener una inmediata utilización en la escritura, a base de ejercicios de aplicación que habiliten en el hallazgo de la “palabra justa”, en la adjetivación adecuada, en la concordancia, en el empleo acertado del pronombre relativo, del gerundio, etc.
  • La teoría gramatical debe partir del análisis de textos y terminar en la producción de textos propios. Así, para que los alumnos comprendan el sistema de la lengua, lo mejor es que tomen un escrito, lo revisen y descubran que hay distintas clases de palabras; que las frases pueden ser cortas, largas, sencillas, complejas, unidas, separadas, etc. De estos datos obtenidos se puede intentar con ellos la teoría del enunciado, de las categorías gramaticales, etc. Y puede aprovecharse la oportunidad para que, obtenido el conocimiento por vía experimental y teórica, elaboren su propio texto. Gráficamente este proceso se presentaría de esta forma:

 

Los textos que se analicen, deben ser de todo tipo: periodísticos, literarios, históricos, científicos, teóricos, de habla culta, habla común, etc. La teoría gramatical en el Taller de Redacción, por ningún motivo debe limitarse a la descripción de la forma y función de las unidades lingüísticas, al modo de la gramática estructural; muy por el contrario, alcanzada la estructura del texto, descubiertas las simetrías y asimetrías por vía de análisis, deben ser interpretadas de manera que nuestros alumnos puedan sacar conclusiones acerca de la cohesión del pensamiento y la habilidad del autor del texto para manejar los mecanismos de la lengua.

Para que la teoría lingüística tenga una verdadera función en el aprendizaje de la redacción, es necesario que al análisis gramatical siga el análisis semántico y estilístico; es decir, los alumnos deben descubrir en sus prácticas de análisis de textos, la función sintáctica de cada palabra o frase, su significado y sus efectos de sentido. Entonces, de cada unidad lingüística habría que destacar los tres valores fundamentales, según este cuadro:

VALOR GRAMATICAL

VALOR SEMÁNTICO

VALOR ESTILÍSTICO

Función sintáctica

Significado

Sentido

 

La lengua no sólo es un sistema abstracto de signos; es también un depósito de recursos de expresión que está a la disposición de cualquier hablante. Saber que existen (…) ―teoría gramatical― y habilitarse en su manejo ―práctica gramatical― constituyen elementos indispensables en el aprendizaje de la redacción.

Como conclusión final, es importante señalar que, en el fondo de este problema, está latente la urgencia de una PEDAGOGÍA MODERNA del lenguaje en la que prevalezca el enfoque teórico. A fin de cuentas, no es la gramática la que ha fallado, sino su enseñanza.

Como quiera que sea, tengo la convicción de que nuestros alumnos pueden mejorar su redacción, en el momento en que decidan conocer la gramática, dominarla, automatizarla para luego trascenderla.Ì

  

Fuentes consultadas (para el trabajo presentado por el profesor Ballesteros):

Algunas notas sobre el carácter de la gramática y su función en el taller de redacción. Por el profesor Raúl Castellanos Magdaleno. Plantel Naucalpan, febrero de 1984. (Tal vez se trate de una ponencia presentada por el profesor Raúl).

C.C.H. Propuesta de la Comisión Especial Examinadora a partir del análisis del Documento Base para la Actualización del Plan de Estudios. Documento para la discusión de la comunidad del C.C.H. Mayo, 2013.

http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_tasa_de_suicidio .

http://www.tendencias21.net/Los-paises-mas-felices-registran-las-mayores-tasas-de-suicidios_a6364.html .

http://es.wikipedia.org/wiki/Suicidio .



[1] Portada de dicho documento, mayo de 2013.

[2] Página 14 del citado documento (no sé cómo citarlo, aunque sé que todo el mundo lo conoce).

[3] Página 15 del citado documento. En este documento se va examinando la filosofía educativa del Colegio, basada en tres principios básicos: Aprender a aprender; Aprender a hacer y Aprender a ser (dentro de éste último engloban el Aprender a convivir).

[4] Página 17 del citado documento, a pesar de que la cita se refiere al año 1999, lo que se menciona se hacía desde el principio del Colegio.

[5] Véase el primer párrafo de la página 31 del documento multicitado.

[6] El dato anterior lo tomé de: http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_tasa_de_suicidio, sitio visitado el 4 de julio de 2013.

[7] El artículo completo puede ser consultado en la siguiente liga: http://www.tendencias21.net/Los-paises-mas-felices-registran-las-mayores-tasas-de-suicidios_a6364.html, sitio visitado el 4 de julio de 2013.

[8] http://es.wikipedia.org/wiki/Suicidio, visitada el 4 de julio de 2013.

[9] También tomé esta idea de la liga anterior.