Publicaciones sobre la experiencia docente del CCH

Un acercamiento a la definición de modelo educativo
Nuevos Cuadernos del Colegio Número 4


Fecha: 2014-10-30
Área: Talleres
Materia: TLRIID 1 - 4
Temática: El Programa (Planeación y Desarrollo)
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Autor(es)
José de Jesús Bazán Levy

Palabras clave: Modelo educativo, cultura académica, selección de contenidos, polos de ampliación cultural

Texto derivado de una Ponencia presentada en el Foro de Consulta Nacional para la Revisión del Modelo Educativo de la Educación Media Superior, organizado por la Secretaría de Educación.

Pachuca, Hidalgo, 21 de mayo de 2014.

 

Un modelo educativo es un conjunto de opciones asumidas para formar un estudiante de un ciclo escolar determinado, al cual la institución se propone haberlo dotado a su egreso de un conjunto de elementos culturales considerados necesarios para su desarrollo personal y social.

En esta definición tiene una función preeminente el perfil del egresado. Educar, en efecto, consiste en ofrecer a una persona, en el caso de la EMS predominantemente en el periodo de la adolescencia, un conjunto de recursos disciplinarios, pedagógicos y didácticos, materiales y organizativos, coherentes con los propósitos adoptados y derivados de ellos, para que el estudiante vaya adquiriendo la creciente madurez en su desarrollo cultural que la institución considera necesaria para el estudiante  y a su alcance en el tiempo fijado para su apropiación.

Propongo que para designar económicamente y con pertinencia semántica el conjunto de los rasgos educativos que proporciona la escuela, hablemos de cultura escolar o académica o simplemente de cultura, en este texto. Justifico los adjetivos, que tomo como equivalentes entre sí, para distinguir el uso de cultura en sentido antropológico de una mucho mayor extensión, puesto que es acompaña la totalidad de la vida humana en sociedad, es decir, las percepciones, las interpretaciones compartidas de los fenómenos y una imagen del mundo, los conocimientos científicos, las creencias, convicciones, valores, comportamientos socialmente sancionados, las costumbres de todo orden, vestimenta, cortesía y habilidades prácticas, tengan o no una dimensión artística, por ejemplo, la cocina, la vestimenta, las ocupaciones, las profesiones, el folklor y la producción artística, etc.

La escuela no puede enseñar toda la cultura disponible en un país, lo que equivaldría casi a proponer un mapa de tamaño natural, sino elige la que los jóvenes sin duda requerirán para comprender el mundo y la sociedad, tener instrumentos para su modificación con los recursos de la situación histórica y en los límites que ésta impone, para poder participar en los intercambios sociales y conducir su propia vida en una perspectiva de crecimiento  de sus posibilidades personales.

Estos pueden resumirse en:

•    La comprensión del mundo natural, del ser humano y de la sociedad y la transformación de todos ellos.

•     Los valores que sostienen la integridad del ser humano.

•     La convivencia social y ciudadana.

Por otra parte, el modelo educativo determina los principales niveles de la actividad de aprendizaje y de enseñanza en cuyos elementos se  concreta. Así, un modelo nunca es solamente un discurso sobre la idea de hombre y de egresado que se quiere formar y los principios que fundan tal proyecto, sino un conjunto de prácticas que informan todos los aspectos curriculares de la escuela, principalmente, en el núcleo central de la formación que es el aprendizaje en los recintos pertinentes, pero permea la totalidad de la vida de la institución:

•    El perfil de egreso

•    El plan de estudios y los programas

•    Las prácticas docentes y de aprendizaje

·     La organización y funcionamiento de los recursos de la escuela al servicio de la formación de los alumnos.

La selección inevitable

La escuela esencialmente es un lugar donde, en un tiempo y con una secuencia institucionalmente establecida, se ofrece a los estudiantes la posibilidad, es decir, los apoyos personales y los medios de aprendizaje, de apropiarse de conocimientos, habilidades y valores o, si se quiere, de competencias, determinadas por la institución, tomando en cuenta  su mayor valor y urgencia.

En efecto, en un tiempo limitado no es posible que un alumno se apropie de toda la cultura de su medio, ni toda ella le será igualmente útil ni aplicable en las prácticas de diverso orden de su vida personal y social. No es tan indispensable, por ejemplo, aprender equitación o charrería o la historia de la fabricación del cemento en México, ni pueden compararse por su pertinencia las Matemáticas y la Cristalografía. Algunos de estos temas se encomiendan a folkloristas y antropólogos, otros a especialistas académicos de los niveles de especialización.

La escuela debe elegir cuáles contenidos (competencias, conocimientos, habilidades y valores) merecen prioridad y dedicar a ellos los tiempos y espacios necesarios y disponibles, selección que justamente se hace tomando como referente el modelo educativo adoptado.

De otra manera, pretender enseñar todo de todo o, como se suele repetir, sin acotación ninguna por cierto,  dar una educación integral, orienta los esfuerzos hacia un horizonte inalcanzable y genera frustración y culpabilidad por incumplimiento, aunque sea de lo imposible, en estudiantes y profesores o un discurso lejano de las prácticas reales y sus resultados. En todo caso, si a pesar de los inconvenientes de la adjetivación, quiere mantenerse su empleo, habría que añadir que se trata no de una integralidad cuantitativa, sino de tomar en cuente la formación intelectual, afectiva, social del estudiante, esto, es la integralidad de las esferas fundamentales de su humanidad.

Ahora bien, si no todos los elementos de la cultura antropológicamente concebida son igualmente indispensables, y tiempos y espacios son limitados en un sistema de escuelas, se requiere un criterio para determinar lo que entrará en los contenidos del aprendizaje y lo que, por más que pudiera ser interesante y en sí valioso, es imposible ofrecer con pertinencia y realismo.

Debe discernirse, entonces, qué es lo importante en los campos arriba señalados, a saber, en los conocimientos científicos del mundo, del hombre y de la sociedad, en las prácticas para actuar en ellos con eficacia, en los valores de responsabilidad personal y convivencia ciudadana o, para resumir en la distribución acostumbrada,   en ciencias y humanidades.

El adjetivo que en párrafo anterior refiere a las ciencias se justifica plenamente porque éstas, además de tener un carácter de racionalidad críticamente sostenida, ofrecen los distintos elementos cognitivos y prácticos, organizados en sistema, y no una aglomeración informe de los mismos. Con su apropiación el estudiante egresado de la EMS, joven adulto en la cultura, tendrá mejores posibilidades de actuar útil y eficazmente en su vida personal, social y laboral que si, careciendo de ellos, enfrenta los problemas dejándose llevar de su sola intuición, del sentido común, no sólo de rara difusión, sino de evidente insuficiencia, o de las tradiciones locales y a la mano.

Un esquema de materias importantes

En la perspectiva de la formación de un joven adulto en la cultura de su medio, las materias de mayor rendimiento por su solidez cognitiva y el amplio abanico de sus aplicaciones y consecuencias en la vida humana entera serían las siguientes:

En el campo de las Ciencias Naturales: Física, Química y Biología, a las que debe  agregarse o bien integrarse transversalmente Ecología.

Entre las Ciencias del Hombre y las Humanidades: Historia, Filosofía, Lectura y Redacción, no como simples herramientas de comunicación, que lo son también, sino como ampliaciones de la riqueza existencial humana a través de la experiencia vicaria de relatos y poemas, entre otros. En otras palabras, empobrece reducir el aprendizaje de la Lengua a su empleo instrumental, por lo que debe incluirse, entre los diversos discursos estudiados (científico, político, publicitario, etc.) y en un lugar privilegiado, la lectura abundante, sin erudición pretenciosa, de obras literarias y su confrontación con la vida de sus lectores.

Las Matemáticas, como herramienta y lenguaje para cuantificar,  representar o modelar el comportamiento de la naturaleza o de la sociedad y sus procesos de manera económica y como determinación, conocimiento y comprensión de cantidades y relaciones.

Habilidades transversales, es decir, de uso general que se especifica en las distintas ciencias, las habilidades de la lengua (hablar, escuchar, leer y redactar); las habilidades para buscar información en soportes variados, tradicionales o digitalizados, y por medio de la observación y la experimentación; la crítica de la información buscada o que se presenta a nuestra consideración, para determinar la validez a que aquélla pretende; la organización de la información en conjuntos de orientación sistemática y relacionarlos, para adopción o rechazo, a los conocimientos que ya se poseen o modificar éstos por prevalencia de los nuevos; la presentación de los nuevos conocimientos y su difusión en los medios disponibles.

Entre estas habilidades transversales, vale destacar hoy el uso eficaz y racionalmente orientado de los equipos y programas digitales, acompañamiento imprescindible para asegurar la rapidez de la obtención de información y su amplitud, la sistematización de la misma, que corresponde predominantemente elaborar al usuario, una visión compleja del mundo actual y de un conjunto importante de manifestaciones culturales de valores dispares que deben ser conocidas, reconocidas y evaluadas.

Suele recurrirse, en búsqueda de brevedad y eficacia discursiva, a los grandes principios enunciados hace casi 50 años por la UNESCO y hoy convertidos en lugar común de profesionales de la educación: aprender a aprender; aprender a hacer; aprender a ser, a los que más recientemente se ha agregado aprender a convivir.

Polos de desarrollo

Además de las ciencias señaladas por su importancia, en la actualidad conviene comenzar a tomar en cuenta, e incorporar tras evaluación rigurosa de su conveniencia, también las siguientes ciencias o materias:

Además de la Ecología, ya incorporada en diversas instituciones de EMS, y a la cual hay que asignar una función de síntesis o culminación de los aprendizajes de Física, Química y Biología, es decir, interdisciplinaria, resulta actual y apropiada para desempeñar una función semejante la Cosmología o Historia del Universo y su conformación. Esta ciencia, considerada estancada y desdeñable y hasta mitológica hace un siglo, con las teorías del origen del Universo y el todavía estrecho pero batallador conocimiento que vamos teniendo del mismo, ha cobrado un nuevo impulso, se ha renovado enteramente y recurre a las ciencias clásicas para sus hipótesis y verificaciones. Ofrece, por consiguiente, apasionantes temas de integración de los conocimientos ya adquiridos por separado todavía.

Por otra parte, como materia de síntesis y oportunidad de un desarrollo inicial del pensamiento complejo, conviene introducir una Comprensión del Cambio de Civilización que estamos atravesando, recurriendo al estudio de otros cambios tan radicales como el presente, como han sido la caída del imperio romano y el cristianismo, tal vez menos el Renacimiento que la Ilustración, la Revolución Francesa. Comprender cómo se generan cambios de tanta profundidad final y general, es indispensable para ejercer las posibilidades de influir en su desarrollo recurriendo a los recursos que, junto con las limitaciones de comprensión y acción, ofrece la Historia a la acción humana.

De manera semejante, disponiendo de la información actual sobre un futuro mucho más problemático del bienestar hoy más o menos compartido en sectores de la población, de amplitud diversa según el desarrollo de cada país, un entrenamiento a vivir de la mejor manera posible con menos recursos será sin duda agradecido por sus aprendices actuales y futuros usuarios. Puede pensarse en la construcción, manejo y mantenimiento autónomo, es decir, independiente de los especialistas, de la energía solar para producir electricidad y calor, de la energía del viento, del reciclaje del agua y su empleo ahorrativo, de planes de nutrición imaginativos y al alcance, de la producción de alimentos vegetales en espacios y con recursos reducidos, de la adaptación de materiales y estructuras para aislar las habitaciones del calor y del frío, de la reparación de motores de los aparatos de uso cotidiano.

Esta materia puede estudiarse, además de las formas tradicionales, en grupos de aprendizaje formados por estudiantes, algunos profesores y padres de familia, de modo que comience a dar resultados económicos sin esperar a la llegada de futuras situaciones problemáticas. La intervención de profesores asegura que las orientaciones de los proyectos compartidos tengan fundamentos científicos y cuenten con los conocimientos necesarios, muchos de ellos seguramente aprendidos en los laboratorios de clase.

Finalmente, sería ventajoso completar la formación intelectual, y ojalá siempre ética, de los alumnos con su entrenamiento práctico. Se puede pensar en que cada alumno aprenda un oficio (mecánico, artesano, electricista, constructor, carpintero, y una lista interminable de posibilidades) en un tiempo reconocido escolarmente. Lo esencial es, además de ligar los aprendizajes intelectuales con el trabajo y la vida del medio,  obtener la capacidad de producir no únicamente con su cerebro, sino con la sinergia del cerebro y las manos que hacen entrar la inteligencia al mundo, cuando lo modifican para incorporarlo a un proyecto.

Conclusión

Este artículo, derivado de una ponencia, no pretende contener una propuesta completa de Modelo Educativo y de los contenidos de su plan de estudios (materias y temas, competencias, que articulan conocimientos, habilidades y valores en su relación con problemas y temáticas del saber académico). El texto se cierra aquí, sin embargo, contiene concepciones propias, las fundamenta y amplía y aspira a ser tomado en cuenta.Ì