Me enteré por una amiga que se había publicado una convocatoria para impartir clases en el CCH. Por ese entonces me encontraba trabajando como profesora de Física en la Preparatoria 9 de la UNAM, pero decidí asistir al curso de selección.
Desde la primera sesión nos plantearon un problema, el cual se tenía que solucionar de manera teórica y experimental, utilizando el material existente en el laboratorio. Por cierto, era sólo lo indispensable, no se contaba ni con aparatos de medición, en comparación con el que empleaba en la Prepa, donde se disponía de cajas que contenían el material necesario para cada tema del curso y el equipo era de lo más moderno. Pero lo interesante del curso es que trabajamos en equipos, cada uno de los integrantes aportábamos nuestras ideas y, al final entre todos, se proponía la solución del problema y cada equipo la presentaba en plenaria y se obtenían las conclusiones.
¿Cuáles son las principales ventajas de esta metodología?
· Contar con conocimientos previos y ser creativos.
· Los alumnos aprenden a trabajar en equipo.
· Respetar las participaciones de los integrantes.
· El papel de los profesores es propiciar un ambiente de aprendizaje y guiar a los alumnos para lograr el objetivo planteado.
· Los alumnos y los profesores aprenden.
Estas fueron algunas de las razones que me motivaron para ingresar como docente al CCH.
En los inicios del CCH, los alumnos cursaban en el primer semestre Física I, los contenidos eran básicos, para que los alumnos aprendieran a realizar mediciones utilizando unidades no convencionales y científicas, con aparatos que ellos diseñaban, por lo que tenían que investigar tipos de errores, convertir unidades de un sistema a otro y diferenciar las propiedades intensivas y extensivas de la materia a partir de actividades experimentales. Éstas eran prioritarias en el Área de Ciencias Experimentales; además esta materia les servía de introducción a la metodología del CCH, tal y como la asimilamos los profesores al ingresar al CCH. Desafortunadamente esta materia se eliminó del nuevo plan de estudios.
En el aula-laboratorio se trabajaba con un grupo y dos profesores. Ésta fue una ventaja, porque los profesores que estaban ingresando, contaban con el apoyo de un profesor que tenía “cierta experiencia” de haber trabajado con otros grupos y contaba con otro punto de vista, y a la vez uno aprendía del otro.
Cuando me inicié como docente en el CCH, tenía cierta experiencia, pero la metodología era diferente, por lo que al principio es difícil dejar el papel protagónico; es decir, ahora los alumnos son los que tienen que investigar, exponer temas, realizar observaciones, efectuar mediciones, ordenar y anotar los datos obtenidos, realizar gráficas, diagramas, efectuar cálculos, obtener conclusiones y elaborar informes.
Las actividades del profesor son investigar si los alumnos cuentan con los conceptos previos requeridos para iniciar el tema; en caso contrario, se realiza una lluvia de ideas y se anotan en el pizarrón, el profesor pregunta para guiar a los alumnos hasta lograr que éstos lleguen al concepto con sus propias palabras; organizar equipos de trabajo para la actividad experimental dependiendo del tema; indicar el objetivo y los tiempos para cada actividad; cuando los alumnos anotan sus resultados y obtienen sus conclusiones, realizar una plenaria para analizarlas y, en fin, solicitar el informe de la actividad experimental y señalar los requisitos que debe presentar, desde carátula, contenido, secuencia, cuestionario y bibliografía, además de evaluar el proceso.
Es importante mencionar que en los programas se mencionaban los temas y la bibliografía, pero cada profesor utilizaba las estrategias que consideraba adecuadas para lograr los aprendizajes correspondientes. Esto favoreció el proceso de enseñanza-aprendizaje, debido a que, en las reuniones de la academia, se daban a conocer las experiencias y los profesores teníamos la opción de decidir si eran adecuadas o no para los alumnos. El problema que se presentó, es que, en los exámenes extraordinarios, cada profesor interpretaba el programa y era difícil ponerse de acuerdo en qué se tenía que evaluar.
Un gran acierto de la Institución fue proponer cursos para profesores, aunque al principio fueron de todos los tipos y temas, pero siempre tuvimos la disposición para participar en ellos y mejorar nuestra labor de docentes.
Merece especial mención el curso que el CISE organizó para los profesores del CCH, ya que integraron el aspecto psicosocial con el aspecto teórico de la docencia con una duración de dos años. Mucho después, Rectoría organizó el programa denominado PAAS, cuyo objetivo fue actualizar al docente en diferentes áreas del conocimiento y continuar nuestra formación en otros países a los que se asistió como becarias. Actualmente se ha propuesto una especialidad en el uso de las TIC y una Maestría en Docencia denominada MADEMS.
Cuando se instaló el Consejo Técnico, se emitió una convocatoria para revisar los programas del Plan de Estudios del CCH. En especial me enfocaré a los programas de Química I a IV, en los cuales los contenidos están referidos a diferentes contextos, lo que nos permitió actualizarnos a partir de cursos para mejorar nuestra planificación. Sin embargo, por el exceso de contenidos, el tiempo no es suficiente para cumplir con los objetivos planteados, por lo que decidí que los alumnos presentaran, al finalizar el curso, una investigación referida a alguno de los temas de difícil aprendizaje, con entrega de trabajo escrito, exposición y maqueta. Los resultados obtenidos con esta medida han sido muy favorables, porque generalmente se logra superar el objetivo planteado en el programa.
Otra modificación importante ha sido el proceso de evaluación. Los alumnos establecen en plenaria el porcentaje para cada uno de los rubros que se consideran, a saber: participaciones, reportes de actividades experimentales, seminarios, tareas, exámenes e investigación final.
Actualmente estoy convencida de que, en las materias del Área de Ciencias Experimentales, es necesario realizar actividades experimentales, siempre y cuando el alumno cuente con conocimientos previos mínimos para que los aplique cuando las realice, debido a que esta actividad les facilita el tránsito de lo concreto a lo abstracto y viceversa. También se desarrollan las habilidades declarativas, procedimentales y actitudinales y estas acciones promueven a su vez redes de pensamiento, que serán útiles para resolver problemáticas de su entorno.
En la actualidad, nos enfrentamos a una generación en la que se manifiesta cierta apatía hacia la adquisición de aprendizajes, ya que la tecnología los tiene atrapados, es decir, pasan muchas horas frente a la computadora o con el celular, para usarlos generalmente como medios de diversión, pero no de aprendizaje. Preocupados por esta situación, los profesores que trabajamos en un seminario, decidimos utilizar la tecnología al servicio de la educación, por lo que nos hemos dedicado a elaborar materiales audiovisuales (CD), para explicar temas de difícil aprendizaje.
Generalmente al inicio del curso o del tema, se les presentan los CD, con el fin de motivarlos, pero, como es un material no obligatorio, pocos son los alumnos que los adquieren; sin embargo, en opinión de profesores y alumnos, estos materiales les han ayudado a entender los temas desarrollados.
En conclusión, mi docencia se ha ido enriqueciendo, pero sin olvidar los pilares que sustentan a la metodología del CCH, como aprende a aprender, aprende a hacer y aprende a ser, es decir, que el alumno continúe siendo el centro de la docencia y el papel del profesor como promotor de aprendizajes, para el logro de los objetivos del programa y que esté consciente de que su actividad es fundamental para el futuro de los estudiantes.Ì